En este apartado dedicado a las entradas sobre automóviles en las que mezclo nostalgia, vehículos clásicos y diseños que me parecen bonitos –o todo lo contrario-, hoy le toca al anodino Renault 10. La verdad es que como coche no me gustaba especialmente –prefería al Renault 8 en el que estaba basado-, pero precisamente por su condición de coche feo y de transición es por lo que hoy os quiero hablar de él. Ignoro si el diseño de esta especie de R8 pasado por el cirujano plástico fue del mismo Philippe Charbonneaux –responsable de su predecesor- o no, pero lo que está claro es que –con el Renault 12 aún en fase de preproducción- la marca quiso ofrecer a sus clientes un coche de gama media/alta del que no disponía en su catálogo y para ello en 1965 decidió de manera apresurada coger el mencionado R8 y aprovechar su robustez y simplicidad técnica para revenderlo con un lavado de cara –el habitáculo era el mismo, pero se alargó algunos centímetros por delante y por detrás- y mínimas mejoras mecánicas como un nuevo modelo. Así nació el R10.
Como os he dicho antes, se trataba de ganar tiempo hasta que el verdadero coche insignia de la renovada Renault saliese al mercado, el R12 con tracción delantera. En España, FASA –la filial de la marca francesa- también fabricó este modelo, que tuvo un moderado éxito. Incluso formaron parte del parque móvil de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. En 1968, Renault introdujo algunas variciones estéticas en el R10 –que en nuestro país nunca se llevaron a cabo, siguiéndose con la producción de la primera versión del modelo- pero finalmente acabó por dejarse de fabricar un par de años después de que el flamante R12 llegase al mercado.
3 comentarios:
No habrá clasicos más guapos, no. O al menos con más clase.
Podría hablar un día del Jensen Interceptor. Aúna estilo y ranciedad a partes iguales.
(el anterior era yo, disculpe)
Le cojo la palabra.
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