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Y de la misma forma que dedicamos el último día en Oslo a visitar
Drobak, esta vez decidimos trasladarnos a la localidad universitaria de
Uppsala para cambiar un poco de aires. Así pues, pudimos callejear por el
centro –donde me comí un costillar de cerdo que estaba de rechupete– y
visitamos su catedral, el edificio eclesiástico más alto de toda
Escandinavia, en la que están enterrados reyes y reinas como
Erik el Santo, Gustavo I, Juan III y su esposa e
incluso grandes hombres de ciencia como el botánico
Carl Nilsson Linnaeus.
En el interior destaca también una escultura de
Anders Widoff titulada
Maria (el retorno) de un impresionante realismo. Completamos la
visita con un paseo hasta el Uppsala Slot, un castillo original del
siglo XVI que alberga un museo de arte. Y ya de regreso en Estocolmo, un
paseo por el Humlegarden y una cena en su
biergarten de Omnipollo –evidentemente, no era la primera vez que lo visitaba en
esos días– pusieron el punto final a un estupendo viaje de
vacaciones.
Y como decía Porky, eso es todo, amigos. Como siempre, espero
que os haya gustado esta mezcla de cuaderno de viaje y reportaje fotográfico...
y si a alguien le ayuda si quiere visitar estas ciudades, estupendo. Gracias
por leerme.
En efecto, ABBA The Museum iba a ser el único museo de la
conocida como isla de los museos en el que íbamos a entrar. Y es que
uno creció escuchando a AC/DC o Iron Maiden, pero también a
ABBA, Neil Diamond o
Richard Clayderman, por ejemplo. Los dos últimos nunca me han atrapado, pero las melodías del
grupo sueco, el empaste perfecto de las voces de
Frida y
Agnetha y –por qué negarlo– el
físico de esta última siempre me llamaron la atención durante la
adolescencia.
Por otra parte, mi hija y mi mujer son fans absolutas de las películas
de Mamma mia! así que pensamos que sería una forma estupenda de pasar
un rato simpático. Además, fuimos de los primeros en entrar y como ya había visto el documental sobre la historia del grupo, no me paraba con el audioguía en cada lugar marcado, cosa que sí hacía el resto de visitantes. Así que las salas estaban desiertas para nosotros solos. Hasta pudimos hacer un –patético pero divertidísimo– karaoke con uno de sus temas. Total, una inmersión en el universo de estos mitos del pop. Y no me arrepiento en absoluto, que uno ama
Phantom Lord pero también Summer Night City. Por cierto,
Gene Simmons podría sacar
algunas ideas del merchandising que en su momento lanzaron estos
cuatro, ¡hasta zapatos!
Y después de pasar un buen rato en el metro visitamos la isla de
Södermalm un antiguo barrio obrero en plena remodelación y del que os
ofrezco imágenes de sus dos iglesias más importantes, primero la
Katarynakirka y luego, en lo alto de una colina, la
Sofiakirka. De ahí regresamos a Gamla Stan donde pudimos ver
sin gente el siempre concurrido callejón de Marten Trotzig que, con
sus 90 centímetros de ancho, es la “calle” más estrecha de
Estocolmo.
Finalizo la entrada con la fotografía del “camarero” de una heladería
servida por un robot y del impresionante Nordiska Museet y sus
alrededores en la isla de Djurgården, que visitaríamos al día
siguiente, aunque no sería el mencionado museo ni el dedicado al buque
Vasa –quizás los más importantes de la isla– nuestro objetivo.