Amiguitos, lo de mi dieta ya parece una puñetera montaña rusa. Comencé con ilusión y ganas, pero ahora, después de ver que los resultados no son tan espectaculares como esperaba y con mis salidas del camino recto –cuando no es la ansiedad es una celebración o cualquier otra excusa- me encuentro poco inspirado. Además, la proximidad de los ágapes navideños –en los que por supuesto no voy a tener escrúpulos en dar cuenta con fruición de cuantas viandas se me pongan a tiro, burro que es uno- no es precisamente algo que indique que mi peso vaya a bajar a corto o medio plazo. Así pues, hoy es uno de esos días en los que el mensaje de la báscula no es ni chicha ni limoná, es decir, que he bajado respecto al domingo pasado pero he subido en relación al anterior. Lo dicho, una jodida montaña rusa. Pero bueno, mientras pueda, sigo con ello.
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