Hace ya un par de años, un amigo me invitó a ver una película que le había sorprendido agradablemente. La cinta en cuestión se titulaba Bad Boy Bubby, era australiana y muy rara. Lo cierto es que me centré más en criticarle por haberse fijado en una película tan extraña que en atender a la historia. Por eso esta tarde he decidido darle una segunda oportunidad a esta obra del holandés Rolf De Heer y disfrutarla como es debido.
Lo que se cuenta en ella es la historia de Bubby, un tipo que durante treinta y ocho años ha estado encerrado en un sótano junto con su madre, quien le mantiene engañado –le dice que en el exterior no se puede respirar sin máscara antigás- y le da palizas o abusa sexualmente de él según le venga en gana mientras le atemoriza con la figura de Jesucristo. Por su parte, Bubby juega con cucarachas y un gato con el que imita el comportamiento que conoce, asumiendo el rol de madre y convirtiendo al gato en su maltratada víctima. Un buen día, el padre de Bubby aparece en el sótano, lo que provoca dos cosas: el enfado de Bubby y el deseo de conocer lo que hay en el exterior.
En la calle Bubby descubre un mundo extraño, atractivo y – en ocasiones- ridículo a la vez. En parte, opino que la mirada virgen e “inocente” de Bubby nos muestra como algunas cosas que nos parecen normales a fuerza de haberlas vivido una y otra vez son verdaderas estupideces. A ratos hilarante, a ratos desagradable, no he podido dejar de sentir simpatía por ese pobre diablo de mente enferma –no es culpa suya, está claro, pero es un sádico asesino psicópata sin un ápice de remordimiento- que afronta con valentía la vida en un mundo que le es del todo ajeno amoldándose –y de qué manera- a él. El final me ha parecido emocionante.
Al parecer De Heer –que trabajó diez años para dar forma definitiva al guión- comenzó a rodar la película durante fines de semana sobre película desechada hasta que un productor italiano leyó el guión y se ofreció a sufragar los gastos con la condición de que se utilizase material nuevo. Bab Boy Bubby obtuvo el Premio Especial del Jurado en el festival de Venecia de 1993 y, un año después, la academia australiana le premió con los galardones a Mejor Director, Mejor Guión y Mejor Actor Principal en la figura de un excepcional Nicholas Hope. Os recomiendo que la veáis. Ah, y cuando lo hagáis no os mováis. Jesús lo ve todo y me lo contará.
1 comentario:
Buena película donde las haya. Es de aquellas películas que podrás compartir con el resto de la gente ya que no te dejará indiferente.
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