martes, 30 de junio de 2015

Hope Gangloff


El punto final a junio lo pone Hope Gangloff, una pintora de Amityville que reside actualmente en Nueva York y que lleva tiempo realizando exposiciones tanto por su país como por fuera de este.

lunes, 29 de junio de 2015

Laurence Philomene


Os presento hoy a la canadiense Laurence Philomene, una jovencísima fotógrafa que ya ha trabajado para Elle Girl, SNAP, NEON o Eva P. Clothing y que ha visto como su nombre adquiría difusión desde que Ivan Shaw –el director de fotografía de Vogue– la acogía bajo su protección. Y eso sólo puede significar que la chica tiene talento, amiguitos.

domingo, 28 de junio de 2015

Mark Horst


Mi última entrada del día es para el norteamericano Mark Horst, un pintor y dibujante de Minnesota que se doctoró en Teología por Yale y en la actualidad reside en Albuquerque volcado en el arte.

Caza bajo el sol


Y me despido del cine por esta semana con Caza bajo el sol –una nueva ridícula muestra de innecesaria adaptación del título original, al que hubiese sido más fiel Fuera de alcance–, cinta basada en la novela Deathwatch de Robb White –la acción original transcurría en el desierto de Mojave– y remake de una película para televisión de 1974. Protagonizada por Michael Douglas y el joven Jeremy Irvine, el veterano actor se encuentra tras la producción del film para el que requirió los servicios del realizador de publicidad francés Jean-Baptiste Léonetti –con apenas un largometraje en su haber– que aquí hace su debut en el cine noteamericano. El argumento, sencillo por otra parte, nos cuenta como Madec –un abogado de alto nivel– inicia un peligroso y nada inocente juego con Ben, su joven guía en una excursión de caza. 


Rodada en la reserva navaja del condado de San Juan en Nuevo Mexico, en los majestuoso paisajes de Shiprock y alrededores, Caza bajo el sol es una obra menor del séptimo arte, muy entretenida, con una tensión bien resuelta –no tiene nada que ver que uno ya intuya en la primera escena de la película lo que pasará al final– y que supone un duelo interpretativo entre Douglas y Irvine en el que, como es de esperar, el primero se merienda al segundo componiendo una especie de Gordon Gekko armado, con más años y cambiando la moqueta del despacho por la arena y el polvo del desierto, aunque sin perder otras comodidadades gracias al kit de lujo de su Mercedes G 63 AMG 6x6, ese monstruo venido de Stuttgart que es todo un tercer protagonista no humano de la película. Fast food televisivo de calidad.

The girl with the hungry eyes


Amiguitos, mi primera reseña del último domingo de junio es para The girl with the hungry eyes, una nudie escrita, dirigida y montada por el norteamericano William Rotsler. Lo primero que me llamó la atención de la cinta fue que era de 1967, un año que –por razones obvias– siempre me llama la atención. Lo segundo, que se trataba de una producción de Harry Novak (Kiss me, quick!, The sinful dwarf, The pigkeeper’s daughter...), en este espacio he dado cuenta de esas cintas. Y por último, que incluso antes de los créditos iniciales aparece a toda pantalla un precioso Corvette Stingray convertible. Con todo ello y como os podéis imaginar, no he podido hacer otra cosa que disfrutar de la película. Protagonizada por Cathy Crowfoot como Tigercat y Adele Rein –aquí aparece como Vicky Dee– como su joven amante, nos cuenta la enfermiza relación de la desorientada Kitty y la dominante Tiger, una mujer que, además de lesbiana, es una furibunda misándrica. Por eso, cuando la joven se lo monta en sus narices con un tipo al que se le ha parado el motor del coche, en lugar de cabrearse con su chica, Tigercat le pega en la cabeza con un pedrusco al pobre desgraciado. Luego intenta tranquilizar a Kitty, como si nada hubiese ocurrido, pero esta comienza a estar ya un poco harta de la situación. Y es que es cierto que tuvo tiempo atrás una mala experiencia con un desalmado y violento impresentable que la golpeaba y Tigercat apareció para consolarla. Pero luego también apartó de su lado a Brian –papel interpretado por el propio Rotsler–, un buen chico que en realidad amaba a Kitty y con el que ella estaba a gusto y se sentía feliz. Así que, cuando la posesiva Tigercat tiene un nuevo ataque de celos en medio de una fiesta lésbica en la que una de las invitadas se muestra demasiado cariñosa con Kitty, la joven decide que hasta ahí ha llegado su coqueteo con el amor homosexual –como ella misma dice, sus vacaciones de hombres, algo pasajero– y corre a refugiarse en los brazos de Brian. Claro que Tigercat no está dispuesta a dejar escapar a su gatita –hábil juego de palabras, ¿lo pilláis?– y luchará por recuperar sus favores. 


En fin, piltrafillas, The girl with the hungry eyes es softcore sesentero total, con un argumento que se explicaba en veinte minutos y al que, a fuerza de meter escenas de cuerpos semidesnudos –lencería y algún topless, tampoco os penséis– con música de fondo, Rotsler alarga hasta más de una hora de metraje este retrato moralizante que sirve de pretexto para enseñarnos las tetas de la Rein y Pat Barrington –una mítica bailarina de topless de la época– mientras pone a caer de un burro a las lesbianas, algo que queda de manifiesto tanto en el cartel de la película –ese The girls who played both sides of the fence! que identifica la homosexualidad femenina como un capricho, un juego– y una de las frases que Brian le suelta a Kitty para consolarla antes de follársela: You’re a woman... and women were made for men. Total, una simpatica peliculilla con la que Russ Meyer, por ejemplo, hubiese hecho con toda seguridad algo mucho más sexy y violento. Entretenida y poco más.


Como bonus, os adjunto una imagen de Cathy Crowfoot que en la cinta no resulta tan generosa como su compañera de reparto a la hora de regalarnos imágenes de su cuerpo.

Alex Horley


Este es Alessandro Orlandelli, un fantástico ilustrador y dibujante italiano que creció enamorado de los cómics de Marvel y sus míticos autores –artistas de la talla de Jack Kirby, Gene Colan o John Buscema– y que estudió en la prestigiosa Accademia di Brera, donde descubrió los trabajos de Corben o Bisley. Tras graduarse, decidió cambiar su nombre a Alex Horley –además de talento con los lápices, Alessandro tenía una gran visión comercial– y entró en contacto con DC y su división Vertigo comics. Sus trabajos para Lobo y Batman hicieron que Glenn Danzig se fijase en él y le contratase también para Verotik comics. En la actualidad, Horley es un reputado dibujante que trabaja para numerosos proyectos y editoriales.