lunes, 26 de julio de 2010

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Pssst, no os vayáis muy lejos, que en breve pienso estar de regreso.

Wait for me

Be a Piltrafilla

Igor Amelkovich Re-visited








Y de nuevo regreso a Igor Amelkovich con la intención de complementar la entrada que le dediqué el 31.07-08, esta vez añadiendo más instantáneas de las que mostré por entonces.

Chuso Ordi







Este es el barcelonés Chuso Ordi, un tipo de mi quinta que al contrario que este que os escribe sí estudió Bellas Artes y que ha creado un imaginario muy personal mezcla de pop-art y tecnología en el que gracias a la ilustración digital intenta dar explicación a sus sentimientos y al mundo que le rodea. Chuso es diseñador, videocreador y friki, como nosotros piltrafillas.

Alegría


Sí amiguitos, una gran alegria por iniciar las vacaciones durante las que –aún sabiendo que va a ser difícil, no lo puedo remediar- pretendo no pensar en el trabajo durante unas cuantas semanitas. Vamos, que ni atenderé el teléfono ni el correo electrónico a no ser que se trate de mensajes o comentarios de los piltrafillas de esta comunidad, a la que me debo. Por cierto, con tanto salto, a mi prima se le han caído las bragas, ¿no las habréis visto por ahí?

domingo, 25 de julio de 2010

King loves Japan

Henrik Bulow








Ahora os presento a Henrik Bulow, reputado fotógrafo danés que ha colaborado en diferentes campañas de publicidad para Coca Cola o Hugo Boss entre otras firmas y habitual de editoriales para i-D o Elle.

La tumba de los muertos vivientes









Y la última reseña por hoy es para La tumba de los muertos vivientes, otra cinta de terror –si es que se puede calificar como tal- que al igual que muchas otras obras de Jesús Franco tuvo diferentes títulos dependiendo del país de estreno. Comienza la película y aparecen dos garrulas –shorts ajustados, camiseta de tirantes, pechos turgentes y ausencia de sujetador- en un coche llegando a un oasis. Una de ellas me llama la atención. Ignoro si únicamente está representando su papel o es que el realizador no encontró nada mejor por los alrededores –lo más probable-, pero su timbre de voz y perlas como “lo bien que estaría yo en Torremolinos con mi tanga” hacen que, a su lado, Belén Esteban parezca licenciada en filología hispánica y maestra en protocolo. En fin, que la parejita de rubias de bote arrabaleras encuentra por casualidad lo que parece un depósito de armas semioculto bajo la maleza. Al principio les puede la curiosidad, pero luego algo extraño en el ambiente les hace coger miedo y deciden marcharse de allí. Ah piltrafillas, pero no saben que les queda poco tiempo de vida. Cuando van a huir aparece de la nada –bueno, de la nada no, del suelo- un zombie y las ataca. Así comienza La tumba de los muertos vivientes, una película extraña y yo diría que rara en la carrera de Jesús Franco que nos cuenta como durante la II Guerra Mundial, un batallón de soldados nazis bajo las órdenes de Rommel transportaba un cargamento de lingotes de oro por el desierto africano –en realidad la película está rodada en las Canarias- cuando fue atacado por un comando británico. En la actualidad, un coronel nazi encuentra al capitán de aquel comando y le engaña para que le muestre el emplazamiento exacto del lugar de la emboscada con la promesa de repartirse el tesoro. Sin embargo, después de que el primero le señale en el mapa la localización del oasis en el que hubo la refriega, el coronel le mata.



Lo que ocurre amiguitos es que antes de regresar a su base, el capitán británico fue curado de sus heridas por un jeque y su hija, Aixa. El soldado se enamoró de ella y antes de partir tuvieron una, digamos, despedida íntima. Cuando finalizada la guerra el capitán se disponía a visitar al jeque para pedirle la mano de su hija, se enteró de que esta había fallecido al dar a luz por lo que, desolado, se llevó a su hijo a Londres. Ese hijo es ahora un universitario –bueno, en realidad la cinta es del 82, por lo que el joven adolescente que representa al hijo del capitán debería tener en realizad 38 años, pero claro, aparte de algunos frikis como yo, la mayoría de los que disfrutan de las películas del Tío Jess no se fijan en esas cosas- que tras leer la historia en los diarios de su padre asesinado decide viajar con unos amigos hacia el oasis perdido en el desierto de Egipto. Pero el coronel nazi les lleva la delantera y todos ellos van a ver con horror que los soldados nazis que juraron defender con sus vidas el cargamento de oro siguen con ese objetivo aún después de muertos. Amiguitos, nada nuevo bajo el sol. Música de órgano, diálogos que rayan lo ridículo, Antonio Mayans y Lina Romay, argumento freak y efectos especiales y de maquillaje casposos y simples, en definitiva –aunque sin las habituales dosis de sexo a las que nos tiene acostumbrados-, el universo del Tío Jess en pleno. Una película simplemente distraída –aunque hacia el final se hace un poco pesada, no os lo negaré- que como en todas las de Jesús Franco queda de manifiesto que era todo un artista en rodar historias originales con muy poco presupuesto, y que en esta ocasión cuenta con la estimable presencia del reconocido actor Eduardo Fajardo en el papel –no podía ser de otra manera- de coronel nazi. Para ver sin prisas saboreando un gintonic... y después olvidar.

30 días de oscuridad







La segunda cinta es 30 días de oscuridad, una historia basada en un comic de IDW Publishing que nos cuenta la llegada de una horda de vampiros devoradores de hombres –aquí no se limitan a clavar dos colmillitos en la yugular y sorber la sangre- a la localidad de Barrow en Alaska, un lugar en el que durante 30 días al año permanece el sol oculto. De todos es sabido que a los vampiros les mata la luz del sol, por lo que podéis imaginar la especie de festival gastronómico en que se convierte Barrow cuando durante un mes pueden campar a sus anchas por sus calles cazando a todo lo que se mueve. Para luchar contra la amenaza se las verán y se las desearán el sheriff, su mujer, el hermano del primero y un reducido grupo de vecinos que de todas maneras irán cayendo a manos de unos monstruosos vampiros más cercanos a una mezcla entre Hannibal Lecter y Marilyn Manson que al personaje de Bela Lugosi o al afeminado cara de anémico de la saga Crepúsculo.




Divertida, aterradora, angustiosa, diferente, gore, llena de sobresaltos, dentelladas y muerte. Amiguitos, 30 días de oscuridad es otra de esas cintas más que indicadas para disfrutar en la más absoluta oscuridad. Las interpretaciones me han parecido bastante convincentes pero el desarrollo se me ha hecho en ocasiones un poco lento, algo que de todas maneras no hace tediosa la película. Eso sí, de haber transcurrido la acción en un par de noches –tres a lo sumo- hubiese sido todo más creíble. Y ya se que quizás es excesivo pedir verosimilitud a una historia basada en chupadores de sangre- pero es que no se sustenta por ninguna parte que veamos como pasan las semanas sin que quede claro ni cuando ni como se alimentan los protagonistas, ni si se asean o van de vientre. Aún así, me ha gustado mucho.

Amusement






Pues bueno piltrafillas, mi primera reseña del domingo va a ser para Amusement, una cinta palomitera de terror para ver por la noche que consta de varias historias relacionadas entre si. En la primera de ellas, Shelby y su novio –que viajan de noche- entran en contacto con un extraño camionero que al parecer está acompañado por una joven que se esconde o a la que mantiene escondida. Así, la pareja, el camionero y otro conductor, deciden hacer el camino juntos por una carretera secundaria para evitar el colapso de la vía principal hacia Cincinnati. Como imagináis, el viaje va a dejar de ser tranquilo y agradable antes de lo que esperamos. En la segunda historia, Tabitha llega a casa de sus primos –unos críos- para relevar a la canguro que los está cuidando. Sin embargo, la chica no está en casa –en donde hay una inquietante colección de payasos-cuando la joven llega para hacerse cargo de los niños. En medio de una noche desapacible y lluviosa, extraños ruidos serán el preludio de un ataque lleno de saña contra Tabitha y sus primos. Y así enlazamos con la historia de Lisa y la búsqueda que esta emprende junto a su novio cuando su compañera de piso desaparece de repente.




Amusement es previsible a más no poder –en la primera historia está más que cantado quien es realmente el malo- pero sabe mantener la tensión de manera encomiable si tenemos en cuenta que –como en la segunda historia, con una escena vista mil veces en otras tantas películas del estilo- utiliza todos los clichés del género y aún así povoca miedo. Se trata pues de una cinta para pasar el rato de forma amena, disfrutando de varios sobresaltos en el marco de una historia de la que se dan demasiadas pistas a lo largo del metraje del secreto que une a las tres chicas, lo que no ayuda para nada a mantener el misterio. Total amiguitos, una distraída peliculilla de serie B con guapas adolescentes como protagonistas y un final angustioso. No es David Fincher, pero las he visto de peores.