miércoles, 30 de noviembre de 2016

Chris Craymer


Hoy le toca a Chris Craymer, fotógrafo y realizador londinense cuyos trabajos se han exhibido en Hong Kong, Nueva York, París y su ciudad natal, lo que también le ha reportado diversos premios. Trabaja el retrato de celebridades, la publicidad y los reportajes de moda y belleza, contando con clientes como Glamour, Vogue, Esquire, SELF, Avon, Bacardi, Harrods, L’Oreal o Dove entre muchísimos otros.

martes, 29 de noviembre de 2016

Ansgar Sollmann

 
Llega al blog el alemán Ansgar Sollmann, un fotógrafo que reparte su vida entre Berlín y Londres trabajando para firmas y publicaciones como Fiasco, L’Officiel, Nike, S magazine o Lone Wolf.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Blake Neubert

Blake Neubert es un artista autodidacta de Colorado que durante muchos años se ha dedicado a la pintura relacionada con el género western y la cultura americana. Por ese trabajo ha recibido diversos premios y ha visto como sus obras llegaban incluso a China. Pero Blake, ultimamente, ha dejado aflorar su lado oscuro. El tipo pinta personajes de cómic, películas o caras que parecen sacadas de escenas costumbristas de los años 50 para luego, con una cuchilla, retirar la primera capa de la pintura y dejar al descubierto lo que había pintado antes debajo. Así, aparecen calaveras, encías descarnadas y globos oculares amenazadores. Blake nos muestra así la maldad y el horror que se esconde bajo la primera capa de aparente normalidad con la que nos disfrazamos todos.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Kelsey Beckett


Me despido por hoy con Kelsey Beckett, una ilustradora freelance de Michigan licenciada en el College for Creative Studies de la Wayne State University de Detroit. Su trabajo ha recorrido numerosas galerías de los Estados Unidos y algunas de sus obras han llegado a las páginas de diversas publicaciones.

31


Amiguitos, hace más de dos años que un buen día apareció en las redes sociales la primera imagen con la que ilustro esta entrada, la cara de un payaso con rastros de sangre y un número, el 31. En efecto, tras su The lords of Salem –comentada aquíRob Zombie al parecer estaba preparando una nueva película. Por supuesto, me ilusioné en seguida sin saber aún que iba a tener que pasar bastante tiempo hasta que pudiese verla. Sin embargo, hoy puedo deciros que por fin ha llegado el momento y ya puedo comentaros mis impresiones sobre esta 31 que el pasado mes de octubre pasó por el Festival de Sitges. Nuevamente escrita y dirigida por el músico y cineasta de Haverhill, Massachusetts y protagonizada por su esposa Sheri Moon, la historia que esta vez se nos cuenta es la de unos actores de feria ambulantes que viajan en su furgoneta fumando hierba a mediados de los setenta, camino del siguiente pueblo perdido en la América profunda en el que presentar su espectáculo. La noche de antes de Halloween son secuestrados y forzados por unas personas vestidas y maquilladas como grotescos personajes versallescos a participar en un juego llamado 31 y en el que durante doce horas tendrán que luchar por su vida en un oscuro y húmedo edificio laberíntico denominado Murder World, lleno de pasillos, agujeros y estancias amenazadoras. Frente a ellos, unos payasos cuya misión es asesinarlos de la manera más salvaje posible: Sick-head, el enano nazi hispano, los hermanos Psycho-head y Schizo-head con sus sierras mecánicas, la sensualmente letal Sex y el gigante vestido con un tutú blanco Death a los que se une el implacable Doom-head


Piltrafillas, la verdad es que ante el cine de Rob Zombie no soy demasiado objetivo que digamos. Me encantan sus referencias y la estética de sus películas. Y, aunque pueda ser cierto que últimamente quizás se base demasiado en la imagen mientras el guión cojea en sus historias, consigue mantenerme atento a la pantalla con ese mundo de paletos, gore y violencia exacerbada, atrezzo vintage, colores saturados herederos del giallo y personajes histriónicos y excesivos. Así pues, el inicio de 31, con Doom-head y su monólogo en primer plano –el galés Richard Brake que ya trabajó con Rob en Halloween II, en un papel para lucirse– ya deja claro que la cinta tiene muchos números para que me guste. Luego, el desarrollo se hace bastante previsible pero mantiene el nivel alto a la hora de ofrecer un retrato de la violencia exento de poesía. Claro que, al final, uno se pregunta si hacía falta rodar una película y tenernos a los fans esperando tanto tiempo para ofrecernos este regalo tan bien envuelto pero vacío de contenido. A destacar la presencia del mítico Malcom McDowell –otro que apareció en Halloween II, como Brake– y de Meg Foster –la actriz de los increíbles ojos azules de husky– que repite con Rob desde The lords of Salem al igual que Torsten Voges y Jeff Daniel Phillips. También regresan en esta especie de película de amiguetes a lo Santiago Segura o Álex De la Iglesia –esta vez desde The devil’s rejectsE.G. Daily y Ginger Lynn, la última en una aparición muy caliente. En resumen, no es original, no es de lo mejor de Zombie, no es una gran película... pero no podéis dejar de verla mientras –como yo– os mantenéis a la espera de que, un año de estos, Rob Zombie nos regale una nueva obra maestra.

Ford Popular


Amiguitos, hoy os quiero hablar de un automóvil que hasta hace poco no conocía y que descubrí gracias al programa Wheeler Dealers –en nuestro país Joyas sobre ruedas– en el que Mike Brewer iba tras un hot rod europeo económico. Así es como me enteré de la existencia del Ford Popular, familiarmente conocido como Ford Pop. El coche lo fabricó la filial británica de la marca del óvalo desde 1953 hasta 1962 y apareció como una alternativa económica al modelo Anglia, tan básica y barata que no tenía ni calefacción, ni starter, ni intermitentes, ni bomba del agua. Por otra parte, precisamente su bajo precio lo convirtió en el perfecto candidato a ser convertido en hot rod por los aficionados británicos que sucumbieron a la moda iniciada a partir de los 50 por sus primos norteamericanos. A finales de los 50, Ford diseñó una nueva versión del Popular que se mantuvo en producción hasta 1962 pero carecía del encanto de su predecesor. Os acompaño unas cuantas instantáneas de este pequeño utilitario, así como la de una de las transformaciones a las que –aún hoy– los amantes de los custom cars someten a los escasos Pop que todavía se pueden encontrar.