lunes, 31 de mayo de 2021

John Reuss


Comienzo la semana poniendo punto y final al mes de mayo con el artista alemán John Reuss, un pintor innegablemente influenciado por Francis Bacon que en la actualidad reside en Dinamarca.

Córdoba (Parte 2)


Prosigo el repaso en imágenes de mi visita a Córdoba con fotografías en las que podéis encontrar, entre otros lugares, la Torre de la Calahorra, rincones del barrio del Campo de la Verdad, el molino de la Albolafia y algunos patios del barrio de San Basilio.
 

domingo, 30 de mayo de 2021

Mauro Balletti


Despido el fin de semana con el italiano Mauro Balletti, un milanés que comenzó su carrera artística como pintor antes de entrar en el mundo de la fotografía iniciando una relación con la cantante Mina que continúa hoy en día, siendo su retratista y responsable del diseño de las portadas de sus discos y de su dirección artística. Sin abandonar su faceta como pintor –que, si os soy sincero, no me llama para nada la atención–, en los años 80 comienza a colaborar como fotógrafo en publicidad y revistas de moda y una década más tarde se convierte en realizador, tanto de vídeos musicales como de spots comerciales. Y así sigue en la actualidad, dirigiendo, pintando y fotografiando.

El hombre que nunca estuvo allí (2001)


Comenzaré mi entrada cinéfila de hoy sincerándome. Y es que ya mismo os digo que no voy a ser demasiado objetivo porque, desde que en el cine Maldà de Barcelona –mítica sala de lo que por entonces se llamaba cine de arte y ensayo, anda que no ha llovido desde entonces– asistí al estreno de Blood Simple, siempre me han encantado las películas de los hermanos Coen. Es por eso que a la hora de hablaros de esta El hombre que nunca estuvo allí no puedo hacer otra cosa que recomendaros su visión y disfrute. Escrita, dirigida, producida y montada por Ethan y Joel Coen, la cinta contó con las interpretaciones de Billy Bob Thornton, Frances McDormand, James Gandolfini y una jovencísima Scarlett Johansson, entre otros. Cabe dedicar una mención especial a los responsables de casting –sobre todo en el equipo de secundarios– que otorgan a la película una atmósfera de costumbrismo a lo Norman Rockwell a la que no es ajena la maravillosa fotografía en blanco y negro del gran Roger Deakins, que ganó el BAFTA –entre otros premios–, además de estar nominada al Oscar. De hecho, tanto la película en si como sus intérpretes y los dos hermanos Coen recibieron numerosos galardones en festivales y certámenes internacionales. 
 

La trama de El hombre que nunca estuvo allí está ambientada en la California de finales de los años 40 y se centra en la vida de Ed, un mustio y apocado barbero que tiene una existencia aburrida junto a su esposa, también algo raruna. Ed sospecha que su mujer le engaña con su jefe, pero tampoco es que demuestre que le importe demasiado. Sin embargo, cuando un timador de los que se ven a kilómetros de distancia –excepto si uno es Ed, el barbero loser– le ofrece convertirle en socio de una empresa revolucionaria a cambio de que haga una inversión de diez mil dólares, Ed decide chantajear al amante casado de su mujer para conseguir el dinero con el que hacer el negocio de su vida. Evidentemente, las cosas se liarán y mucho. Inteligente, muy entretenida y todo un ejemplo de cine como ejercicio para contar historias interesantes y visualmente atractivas, El hombre que nunca estuvo allí consigue enamorar sin explosiones, violencia exacerbada o persecuciones y de manera magistral, los Coen logran mantenernos concentrados en la pantalla desde el inicio de la historia hasta un final que considero algo abrupto y rápido después del ritmo pausado que caracteriza la trama hasta ese desenlace. Ese sería, por poner alguno, el unico pero que se me ocurre a esta –como ya os he dicho al principio– más que recomendable película.

Córdoba (Parte 1)


Piltrafillas, el fin de semana pasado decidimos pasar con mi señora –la niña, que no lo es tanto, ya va haciendo su vida– un par de días en Córdoba, ciudad que yo aún no conocía. Y debo deciros que la experiencia resultó de lo más satisfactoria, por la compañía, el mero hecho de desconectar del día a día y –evidentemente– el lugar, con su Judería y resto del casco histórico dominado por la impresionante mezquita-catedral. Es difícil resumir sensaciones y emociones en palabras, pero si tengo que hacerlo, diría que Córdoba son naranjos, patios enchinados, callejas laberínticas, fachadas encaladas, salmorejo, berenjenas con miel, el Guadalquivir, caballos y toros. Es un resumen parcial e incompleto, así que lo más recomendable es que todo aquel que no conozca la ciudad y tenga ocasión la visite para hacerse su propia imagen. 
 

Y como en todos mis viajes, voy a poner mi granito de arena en dar publicidad al sitio –como si la necesitase– publicando algunas entradas con una selección de las fotografías que tomé. Espero que os gusten y que os provoquen ganas de pisar sus calles. La primera muestra contiene –entre otras– imágenes de la Judería, el exterior de la mezquita y el puente romano.