Con motivo de mi vigésimoquinto aniversario de boda, la semana pasada hicimos una escapada mi santa esposa y un servidor a la ciudad de Milán con el fin tanto de celebrar la efeméride como de desconectar del estrés del trabajo. Por suerte, tuvimos unos días espléndidos con sol pero sin calor que hicieron aún más disfrutable nuestra estancia en la Lombardía. Así que, objetivo cumplido con creces. Y como es habitual en todos los viajes que realizo, voy a dedicar varias entradas a documentar con imágenes los sitios que he visitado.
Este primer capítulo se inicia con las vistas del Diamantone desde mi hotel –nos alojamos en la zona de Porta Nuova, muy cerca de la estación central–, el patio interior de la Pinacoteca de Brera, la iglesia de San Giuseppe y las galerías comerciales Vittorio Emanuele II a través de las que se llega a la plaza del Duomo di Milano, imponente catedral gótica que me ha llamado la atención desde pequeño y que hasta ahora nunca había visitado. Claro que, en medio de una importante restauración, la presencia de andamiaje afectaba a la belleza global del conjunto y supuso para mi una pequeña decepción. Pero del Duomo ya os hablaré mañana.
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