Y entre las películas que he visto este fin de semana y de las que os estoy ofreciendo mis acostumbradas reseñas quiero hablaros también de Vibroboy, una especie de mini-post sobre una cinta que he descubierto hoy con gran satisfacción. Es en realidad un cortometraje friki y bizarro, obra del francés Jan Kounen con fotografía de Michel Amathieu –los dos repetirían en Dobermann, una violenta cinta que me encantó-, que cuenta entre el equipo de realización con el gran Marc Caro como diseñador del ídolo precolombino y –seguramente- inspirador de buena parte del escenario visual en el que transcurre la acción. Los que améis Tetsuo de Shinya Tsukamoto, también advertiréis su influencia en esta obra.
El argumento de Vibroboy nos muestra a Francis, un travestido que regresa a su hogar en un parque de caravanas del extrarradio de París después de haber participado en unas excavaciones por México y le regala a Brigitte -su vecina- una estatua azteca de arcilla. Sin embargo, a Léon, el celoso e imbécil marido de la vecina de Francis, no le hará ninguna gracia el regalo y no se le ocurrirá otra cosa que hacerle la vida imposible a su vecino y romper el ídolo por accidente, sin saber que guarda en su interior el Vibro, una talla fálica que alberga el espíritu de un diós malvado sediento de sangre. En fin amiguitos, un cortometraje extraño, extremo, visualmente muy atractivo –aunque algo oscuro- y recomendado para todo piltrafilla que se precie.
1 comentario:
En fin amiguitos, un cortometraje extraño, extremo, visualmente muy atractivo –aunque algo oscuro- y recomendado para todo piltrafilla que se precie.
-M´a matao!
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