Piltrafillas, hasta hace poco no había oído hablar de Show-Ya, palabra. Para mi, en los 80 las all-female bands de referencia eran Girlschool, Phantom Blue y Vixen, con permiso de The Runaways que ya eran historia. Y si hablamos del país del sol naciente, en esos años solo había descubierto a Loudness, Vow Wow y Earthshaker (lo de EZO sería ya al finalizar la década). Por eso ha supuesto un verdadero placer descubrir a un grupo femenino que no conocía, con una discografía tan completa y una calidad de esta magnitud.
Las Show-Ya llegaron a mis oídos hace muy poco gracias al previo descubrimiento de Steffanie en una fotografía perteneciente a la portada de su single Rock the planet. Esa especie de Lita Ford nipona portando una BC Rich rosa llamó lo suficiente mi atención como para investigar de quién se trataba. Así me enteré de que Steffanie Borges era una vocalista norteamericana de madre japonesa y voz muy parecida a la de Pat Benatar que a mediados de los 80 había editado para Warner-Pioneer Hideaway y Pink Noise, dos álbumes de hard rock melódico y pinceladas poppy muy recomendables, con Kenji Kitajima y Jeff Northrup como guitarristas. Siguen Hideaway, Get out of my heart, Rock the planet y Miles away, un tema que los Fastway también grabaron en su Bad bad girls.
Y fue a principios de los 90 cuando Steffanie entró en contacto con la súperbanda femenina de hard rock Show-Ya que gozaba de enorme fama en su país y que la fichó para el puesto de vocalista en substitución de Keiko Terada, cantante original y cofundadora del grupo. Con ellas grabaría el disco Touch the sun, de hecho él único en el que participó y tras el cual se retiró de la escena musical.
Total, que una cosa me llevó a otra y decidí ahondar un poquito más en la obra de estas mujeres. Así fue como conseguí la discografía de la banda –bendita internet y sus herramientas para compartir arte– y hoy puedo ofreceros algunos datos sobre ellas.
Así pues, os diré que Show-Ya se formaron a principios de los 80 cuando la vocalista Keiko Terada y la teclista Miki Nakamura, que ya habían tocado juntas, decidieron unirse a la guitarrista Mitsuko Numata para competir en un concurso de bandas femeninas. Las chicas ganaron y consiguieron un contrato con Toshiba-EMI que les tenía que reportar la grabación de un álbum. Pero eso no ocurrió hasta un par de años más tarde, con Numata fuera del grupo y Show-Ya completada con Miki Igarashi a la guitarra, Miki Tsunoda a la batería y Satomi Senba al bajo, cuando en 1985 editaron su debut Masquerade show después de adquirir notoriedad con un single que sirvió para una campaña publicitaria de Coca-Cola.
Keiko en los 80
A Masquerade show le siguió Queendom, de nuevo con producción de Tanaka y mezclado en los Abbey Road studios. En este trabajo tuvo mucha mayor presencia la guitarra de Igarashi –todo un descubrimiento– aunque la imagen del grupo siguió acercándolas más a una formación de pop rock melódico que a una banda de metal femenina. A mi me recuerdan a unos primerizos Bon Jovi con ramalazos de Rainbow y quizás por esa razón el resultado volvió a ser altamente interesante, destacando la speedica Mr.J, la estupenda In the night –menudas voces– y las blackmorianas Secret, Again o Fire, donde Terada, Igarashi y Nakamura se lucían. Comprobad como sonaba Shidokenaku emotion en directo.
Pero a esas alturas, el éxito de Show-Ya comenzaba a ser de tal calibre que EMI no podía permitirse dar ni un resbalón por lo que, para su siguiente álbum, se requirieron los servicios del experimentado Yasushi Akimoto para ejercer como director musical del grupo, que en febrero de 1987 editaron Trade last. Akimoto escogía canciones, letras, arreglistas –con especial preeminencia de Makoto Matsushita– y cambió la estética de Show-Ya consiguiéndoles la oportunidad de realizar un tour por todo Japón, el Date Line Tour, del que la banda sacaría al mercado su primer VHS conteniendo la actuación ofrecida en el Nakano Sun Plaza de Tokyo. Sin embargo, el haber perdido el control provocó que por primera vez desde que fundase el grupo, Terada no interviniese en la composición de los temas. El resultado fue un disco con una producción extremadamente comercial destinado a proporcionar a la banda presencia en emisoras de radio y cadenas de televisión del que se me hace difícil encontrar una cantidad respetable de temas a recomendar. De todas formas, de mencionar alguno me quedaría con Narcissist, que es precisamente el clip que acompaño junto al de Sono ato de koroshitai sacado de una actuación en televisión.
En los siguientes dos álbumes, Matsushita se ocupó también de los arreglos aunque –quizás dándose cuenta de que el grupo no se encontraba cómodo manteniéndose al margen de la creatividad– dejó que sus integrantes adquirieran mayor peso en el resultado final, tanto de letras como de las melodías. Así, en 1987 vio la luz Immigration, el primero de los dos que fueron mezclados en Los Angeles por Andy Johns, que dio a Show-Ya la oportunidad de entrar en contacto con la escena angelina y conseguir dar una actuación en el Roxy Theatre que les otorgó visibilidad en la prensa –que las calificó como unas Vixen niponas–, así como la colaboración de músicos como Jonathan Cain de Journey, Rick Nielsen de Cheap Trick o Tom Keifer de Cinderella que aportaron temas para Glamour, el lanzamiento del año siguiente. Entre medias, EMI editó Turn over, el primer disco en directo de Show-Ya. Os haréis una idea del espectáculo que ofrecían las chicas gracias a la grabación completa en el Nakano Sun Plaza Hall que acompaño.
De Immigration destacan Uso da to itte yo moon light, Kodoku no meiro, That was then this is now y 2000 mairu no koi. Y de Glamour, al que considero muy superior a su predecesor y un paso claro en posicionarse como potente banda de hard rock melódico, os recomiendo la rápida I gotta your love –a esas alturas Miki Igarashi no podía negar que era una discípula putativa de Mr. Blackmore–, We still be hangin’ on, Fixer y Yoru no sei hanai. Aquí tenéis a Kudoku no meiro y 2000 mairu no koi de Immigration así como Still be hangin' on del Glamour, en directo.
Y viendo que mantener la conexión americana aportaba un plus de calidad y de éxito, EMI continuó con esa tradición y un año después lanzó Outerlimits, el disco con el que Show-Ya alcanzarían el megaestrellato en Japón y se darían a conocer en un reducido tour internacional que las llevó hasta Londres o Moscú. Mezclado en los Cherokee studios de Hollywood, Outerlimits llegaría al número tres de las listas de venta niponas y se convertiría en el más vendido del grupo. Por supuesto, entre mis recomendadas están su single Genkai lovers y Watashi wa arashi, pero también el tema título –que inicia el disco con energía y supone toda una declaración de intenciones, hard rock de verdad al nivel de unos Vow Wow–, la preciosa Cry for the freedom, así como la festiva y cañera Look at me, Trouble o Yasei no bara. En realidad, amiguitos, el álbum entero es una joya. En este caso –no siempre es así– su mayor éxito comercial fue también su mejor trabajo, al nivel de cualquier banda norteamericana. Y olvidaos de eso de que eran las Vixen niponas, en ese momento Show-Ya les pateaban el culo a Kuehnemund y compañía. Para que lo constatéis, os he preparado una selección de temazos.
Con este álbum conseguirían alcanzar el número cuatro en la lista de ventas de Japón. Sin embargo, tras la consecuente gira de presentación que iba a dar como resultado el segundo álbum en directo de las Show-Ya, Keiko Terada, voz y miembro fundador de la banda, abandonaba la formación por –al menos oficialmente– problemas de garganta y cansancio generalizado. Todo indicaba que la historia del grupo había tocado a su fin.
Sin embargo, la banda tenía numerosos compromisos y no tardó en convocar diversas audiciones para ocupar el puesto vacante de vocalista. La escogida fue Steffanie Borges, la cantante de la que os he hablado antes y gracias a la cual descubrí a Show-Ya. Con ella, actuaron en directo tanto en Japón como en el extranjero y se tomaron un descanso por tiempo indefinido mientras EMI aprovechaba para editar el grandes éxitos Complete Best: Back Fire en 1992, el año en el que visité Japón por primera vez. Claro que entonces no tenía ni idea de la existencia de este fantástico e interesante grupo. No sería hasta tres años más tarde cuando, con Steffanie al frente y cantado completamente en inglés por primera vez en un álbum de las chicas, lanzaron el esperado Touch the sun con el que se puede decir que cierro el círculo iniciado al principio de esta entrada. Respecto a sus canciones, para mi gusto se trata de un disco de amable escucha que pese a algunos buenos momentos adolece de falta de garra y en general es un ejercicio de rock melódico muy poco hard. Y es que dejando a un lado dos o tres temas como el prometedor comienzo con Echo thru the night, Little miss dangerous o Show-ya rock, el resto no aporta gran cosa, exceptuado la balada de Steffanie Don’t wanna talk about it y el tema final, otra canción aportada por la norteamericana que comienza acústica y tiene un estupendo final eléctrico.
Keiko en la actualidad
Y la verdad es que el experimento les funcionó tan bien que este año han editado una segunda entrega. Claro que sus seguidores –entre los que ya me cuento–, lo que esperamos, es el lanzamiento del que tiene que ser la continuación de Genuine diamond, un álbum en el que parece ser están trabajando. En fin, amiguitos, eso es todo. Espero que esta entrada haya servido para despertar vuestro interés y daros a conocer a un grupo de gran calidad que, al menos en mi caso, no era demasiado conocido por estos pagos. Hasta ahora, claro.
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