Mi primera reseña de este domingo va para House on bare mountain, una cinta de 1962 que es todo un exponente del cine basura de culto, una joya que ha cumplido cincuenta años sin perder un ápice de valor friki aunque lo osado de la propuesta en el momento de su estreno hoy sólo nos provoca una sonrisa tierna. Dirigida por un tal R.L. Frost que es en realidad el realizador norteamericano Lee Frost –uno de los más grandes nombres del cine de exploitation y nudies, con una extensa filmografía en su haber que cuenta con títulos como las clásicas Black Gestapo o la bizarra The thing with two heads, con Ray Milland en el reparto-, la historia que nos cuenta es la de una escuela de señoritas que más parece un campamento nudista por lo empeñadas que están las chicas –a las que no se ve estudiar nunca- en tomar el sol, bañarse, hacer gimnasia o bailar semidesnudas, que está regentada por una anciana que esconde al Hombre Lobo en el sótano y tiene una destilería clandestina.
La cinta comienza con Granny Good –la borrachina abuela y directora del internado, papel interpretado por un travestido Bob Creese, el mismísimo productor de la película- en la celda de una prisión explicándonos cómo ha acabado una viejecita pretendidamente adorable como ella entre rejas. Y a partir de ahí se suceden una serie de escenas protagonizadas por candorosas jóvenes ligeras de ropa en el jardín, las duchas o los dormitorios –en realidad toda la cinta consiste en eso y sólo en eso- en el marco de un argumento en el que una recién llegada llamada Prudence es matriculada por sus supuestos padres en la escuela de señoritas con secretas intenciones. Amiguitos, House on bare mountain es una simpática peliculilla palomitera de un erotismo –actualmente- muy soft, en la que ver como chicas vestidas únicamente con braguitas o totalmente desnudas –en tomas de espaldas, eso sí- desfilan por la pantalla alegremente, bailando y mostrándonos despreocupadas sus pechos y nalgas. Evidentemente y sin atisbo de duda alguno, os recomiendo que os hagáis con ella sin perder tiempo.
1 comentario:
Mira que la busco, que me ha llamado la atención a mí la granja esa, ¿o era cárcel? Qué lío.
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