domingo, 25 de marzo de 2012

Black Dynamite


La segunda cinta del fin de semana es Black Dynamite, una parodia del cine blackspoitation de los 70 dirigida por Scott Sanders con un reparto encabezado por Michael Jai White compuesto casi íntegramente por actores y actrices negros –perdón, afroamericanos- que interpretan lo mejor que pueden esta bizarra historia de chulos, putas, traficantes, yonquis y violencia que nos explica la búsqueda que emprende Black Dynamite –valiente, duro y mujeriego antiguo agente de la CIA y veterano de Vietnam experto en Kung-Fu- buscando venganza cuando su tía le anuncia que a su hermano pequeño lo han encontrado acribillado en un sucio almacén.



Amiguitos, estamos ante una astracanada como una catedral dotada de unos diálogos bizarros, algunos gags hilarantes, actuaciones pésimas a posta, efectos especiales y de sonido patéticos y escenas inverosímiles que lleva hasta la exageración los preceptos del genuino género que hiciesen famoso Isaac Hayes, Richard Roundree o Pam Grier. En ese aspecto se trata de un homenaje sincero, el retrato a un tipo de cine parejo al que Tarantino y Rodríguez realizaron hace unos años en su Grindhouse. Pero la verdad es que en mi humilde opinión la calidad general de Black Dynamite no supera a joyas del género como Cleopatra Jones, Foxy Brown o Shaft y sus secuelas, y por supuesto es inferior a la Jackie Brown del mencionado Tarantino. Aún así resulta una aceptable y simpática opción palomitera para pasar una tarde de domingo amena en el ghetto, rodeados de mujeres voluptuosas, niños huérfanos drogadictos, militantes de los Black Panthers y mafiosos, con tiros, patadas, golpes de nunchaku y puñetazos. Recomendada. Y si no lo creéis así es que no sois verdaderos piltrafillas.

2 comentarios:

Lai dijo...

compuesto casi íntegramente por actores y actrices negros –perdón, afroamericanos-
-mas vale rectificar a tiempo
...Y si no lo creéis así es que no sois verdaderos piltrafillas.
-¿Es esto chantaje ante cualquier opinión encontrada?

King Piltrafilla dijo...

No, la constatación de que hay por ahí mucho impostor. ¡El piltrafilla nace, no se hace!