Para terminar, cierro con otro exponente del cine de serie B setentero que tanto me gusta revisitar en este espacio freak que me llena de alegría poder compartir con vosotros. En esta ocasión os hablaré de la última cinta que he visto este fin de semana, la francesa Lèvres de sang, otra de las interesantes películas del realizador Jean Rollin, un tipo al que ya me he referido otras veces en el pasado como una especie de Jesús Franco galo. Obsesionado por el tema vampírico, menos canalla que el madrileño –a quien prefiero- y con una vocación estética más amanerada, con esta película nos presenta la historia de un hombre que tras ver una fotografía, siente la necesidad de encontrar el lugar que representa sin saber que está siendo atraído hacia una vampira llamada Jennifer.
Amiguitos, la película comienza con una dama ayudada por dos hombres que llegan en una furgoneta a un cementerio y descargan en completo silencio lo que parecen dos cadáveres envueltos en mortajas para colocarlos en sendos ataúdes de una cripta. Sabemos que al menos uno de los cuerpos es de mujer, y lo sabemos porque... ¡oímos su respiración! No me negaréis que un inicio así es ya merecedor de nuestra atención.
Total, que entonces saltamos en tiempo y espacio y nos encontramos en una fiesta de presentación de un perfume en París donde un par de mujeres se dedican arrumacos y un hombre llamado Frederic al que acompaña su madre se queda ensimismado ante la imagen de una fotografía en la que aparecen las ruinas de un castillo que le es extrañamente familiar y le trae vagos recuerdos de su niñez. Se trata de una de esas películas casposas en cuanto a presupuesto e interpretación –un poquito lenta para mi gusto esta vez- cuya relevancia radica en el diseño de escenarios tétricos y en la destreza en crear un ambiente opresivo que provoque la angustia en el espectador, sin olvidar los toques de sensualidad. Así pues Lèvres de sang es una muestra más de la unión de misterio, sangre y cuerpos voluptuosos que esperamos encontrar en las obras de Jean Rollin, una cinta de serie B clásica para disfrutar una tarde de otoño saboreando un brandy o un ron añejo... y luego olvidar.
3 comentarios:
o_O
Cutre, muy cutre...
Sí.
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