Y si hace unos días os hablaba de Supervixens, hoy le toca a otra de esas obras de culto de Russ Meyer, exponente indiscutible del softporn noteamericano que mezclaba humor y grandes pechos. La película en cuestión es Up! –un título con claras referencias fálicas- que se subtituló Megavixens, supongo que para que todo el mundo tuviese claro que estilo y protagonistas femeninas irían parejos con la que había rodado un año antes y que os he mencionado al principio de esta recomendación.
Comienza la cinta con un grupo que presta servicios de sadomasoquismo –una mujer con fisonomía oriental, otra etíope, un hombre disfrazado de pionero y un misterioso enmascarado- fustigando y torturando a un cliente alemán cuyo flequillo y bigote son calcos de los que llevaba Adolf Hitler. Fugazmente hemos visto a un par de chicas en el bosque, en medio de una escena lésbica. Cuando el clon de Adolf es asesinado en su bañera, la narradora nos conmina a que intentemos averiguar cual de los personajes es el asesino. A partir de ahí asistiremos a la aparición de nuevos personajes –la chica de la carretera y el policía – y escenas de alto contenido erótico, aunque sin primeros planos de sexo ni imágenes de penetraciones. Eso sí, mucho culo, vello púbico y pechos al aire. Por cierto, podemos encontrar en Up! un homenaje –o parodia, no sabría como calificarlo- a Psicosis de Alfred Hitchcock.
En fin piltrafillas, una película únicamente recomendable como obra de culto del cine kitsch y pasado de vueltas de Meyer. Al final del film, por fin se nos explica quien es el asesino y –lo más importante- la razón del crimen. Es entonces cuando comprendemos que Meyer –un buen tipo, de hecho su mujer continuó a su lado como productora de sus películas incluso después de divorciarse- estaba como una puta cabra, era un cachondo y se lo pasó en grande rodeado de tantas actrices de dudoso talento pero físico de infarto sin otra pretensión que la de hacer pasar un buen rato a sus espectadores.
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