domingo, 20 de julio de 2014

Transcendence


Amiguitos, lo cierto es que debo esmerarme en encontrar rápido alguna de esas películas casposas que tanto me divierten, cintas que quizás no tengan tantas pretensiones como las últimas de las que os he hablado pero que definitivamente resultan mucho más entretenidas. Y es que esta reseña se la dedicaré a la primera película que he visto este fin de semana, Transcendence. Debut de Wally Pfister, el director de fotografía de El caballero oscuro o Inception -se entiende que Christopher Nolan esté entre los productores ejecutivos del filme-, nos cuenta como el científico Will Caster –reputado investigador del campo de la Inteligencia Artificial- recibe un disparo por parte de un grupo activista radical anti tecnología. A consecuencia de ello, Evelyn y Max –mujer y amigo de Will, también investigadores- deberán tomar una arriesgada decisión que –además de ser éticamente cuestionable- podría suponer un riesgo para la humanidad de grandes proporciones. 


Si os digo la verdad, piltrafillas, he afrontado la visión de esta Transcendence sin conocer en absoluto su argumento. La participación de Johnny Depp, Rebecca Hall, Morgan Freeman y Cillian Murphy me daba suficiente confianza en el proyecto para lanzarme de cabeza a su disfrute. Estúpido error. Sí amiguitos, porque Transcendence me ha parecido estereotipada, repetitiva, soporífera, mal explicada y vacía a más no poder. Una vez más, se nos muestran los supuestos riesgos a los que nos aboca el desarrollo tecnológico en una visión pesimista y negativa de un futuro mezcla de Matrix, Terminator y la televisiva Revolution mientras para ello se gasta el presupuesto en efectos especiales posibles gracias a la tecnología. Así mismo, se lanzan subliminales mensajes contra el supuesto interés de algunos científicos por jugar “a ser dioses”, que es el mismo argumento que esgrimen aquellos que están en contra de la investigación en el campo de -por ejemplo- la genética que –sin ir más lejos- puede suponer la curación de enfermedades que ahora son causa de mortandad asegurada. En fin, una pérdida de tiempo en la que sólo se salva Rebecca Hall. Ni se os ocurra verla.

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