Regreso a la pintura con Marc Gooderham, un artista londinense que descubrí en Twitter a mediados del pasado mes de marzo, autor de unos óleos en los que pretende capturar la tristeza de los edificios que retrata, algunos amenazando ruina, otros en pésimas condiciones de conservación, con ventanas sin cortinas tras las cuales no se advierte luz alguna pero que –sin embargo- han sido o siguen siendo el hogar de seres humanos. Es la otra cara de las elegantes construcciones y los escaparates que se utilizan como imagen identitaria de las grandes ciudades, más triste pero –quizás- más real y cotidiana.
sábado, 5 de abril de 2014
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