domingo, 16 de febrero de 2014

Homefront


Amiguitos, hay veces en las que uno espera ver una película distraída y –por contra- sufre una enorme decepcion, como me ha ocurrido con la anterior. En otras, uno ya sabe lo que le espera y afronta la visión de una cinta que parece basura sabiendo que no debe esperar nada de ella. Es una manera tan válida como cualquier otra de disfrutar de una sesión de cine. Pero luego hay casos como este que os quiero comentar en los que un subproducto denostado por la crítica, que a priori parecía que era capaz de dormir a las piedras, la verdad es que no ha resultado ser tan malo. Y menos mal, porque este domingo necesitaba pasar un rato agradable ante la pantalla y finalmente no he equivocado mi elección. Me refiero a Homefront, thriller dirigido por un tal Gary Fleder basado en una novela de Chuck Logan de igual título que nos cuenta la historia de Phil Broker –exagente de la DEA- que intenta rehacer su vida junto a su hija Maddy de 9 años en un remoto pueblo alejado de los peligros de su antiguo trabajo. Sin embargo, los problemas acechan en todas partes y Broker tendrá que poner en práctica sus aptitudes cuando unos traficantes pongan en peligro su vida y la de su hija. 


Lo dicho, una cinta a la que la crítica deja mal parada aunque creo que no hay para tanto. Quiero decir que, bueno, en Homefront sale Statham, el guión es de Stallone, va de un agente de la DEA viudo, tiene como realizador a un tipo cuya experiencia es dirigir series de television tan reputadas –ironía mode On- como La bella y la bestia... así que ¿qué esperaban los cinéfilos, algo del estilo de Fellini... o Billy Wilder? Pues no, claro que no, Homefront solo es una película palomitera del tipo de las de Steven Seagal y su Casey Ryback, sin más aspiraciones que distraer y servir de evasión, que –no me cansaré de repetirlo- en el fondo es de lo que se trata. Vale que están muy bien los restaurantes de Arzak, Ruscalleda o Berasategi... pero estamos hartos de ir a McDonald’s a lo que vamos o al bar Alexandra a comer sus bravas y morro frito y lo pasamos de miedo. Pues eso. 


Y además sale la guapísima Rachel Lefevre, por la que siento debilidad. Así que, dejaos de tonterías y a pasar el rato sin complejos.

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