Amiguitos, hay veces en las que uno espera ver una película distraída y –por contra- sufre una enorme decepcion, como me ha ocurrido con la anterior. En otras, uno ya sabe lo que le espera y afronta la visión de una cinta que parece basura sabiendo que no debe esperar nada de ella. Es una manera tan válida como cualquier otra de disfrutar de una sesión de cine. Pero luego hay casos como este que os quiero comentar en los que un subproducto denostado por la crítica, que a priori parecía que era capaz de dormir a las piedras, la verdad es que no ha resultado ser tan malo. Y menos mal, porque este domingo necesitaba pasar un rato agradable ante la pantalla y finalmente no he equivocado mi elección. Me refiero a Homefront, thriller dirigido por un tal Gary Fleder basado en una novela de Chuck Logan de igual título que nos cuenta la historia de Phil Broker –exagente de la DEA- que intenta rehacer su vida junto a su hija Maddy de 9 años en un remoto pueblo alejado de los peligros de su antiguo trabajo. Sin embargo, los problemas acechan en todas partes y Broker tendrá que poner en práctica sus aptitudes cuando unos traficantes pongan en peligro su vida y la de su hija.
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