Recuerdo ahora que hace unos meses vi que un tal Ron Mueck –escultor australiano afincado en Londres- exponía sus esculturas hiperrealistas en Málaga. Me gustaron sus obras –las fotos que vi, porque no he visitado Málaga en la vida-, unas esculturas a escala sobrehumana realizadas en resinas y materias plásticas. La sensación de realidad –si no fuese porque algunas llegan a los cinco metros de altura- es apabullante, no en vano, el hombre viene del campo del diseño de animatronics para la publicidad.
Gracias al conocido mecenas del arte británcio actual –Charles Saatchi-, Mueck pudo dar el salto de los sets de rodaje a las salas de exposición. Y de las salas de arte, amiguitos, Ron Mueck da el salto a la página de King Piltrafilla...., aunque con ciertas reservas. Porque, ¿es realmente tan novedoso lo que hace? Sí, es cierto, sus esculturas son gigantescas. Pero, a mi modo de ver, si se observan con detenimiento se ve que no son tan reales. Eso me hizo recordar a otro escultor hiperrealista, John De Andrea, de quien os hablaré seguidamente.
Gracias al conocido mecenas del arte británcio actual –Charles Saatchi-, Mueck pudo dar el salto de los sets de rodaje a las salas de exposición. Y de las salas de arte, amiguitos, Ron Mueck da el salto a la página de King Piltrafilla...., aunque con ciertas reservas. Porque, ¿es realmente tan novedoso lo que hace? Sí, es cierto, sus esculturas son gigantescas. Pero, a mi modo de ver, si se observan con detenimiento se ve que no son tan reales. Eso me hizo recordar a otro escultor hiperrealista, John De Andrea, de quien os hablaré seguidamente.
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