El verano ya está aquí y con él ha llegado el calor, la sed, y las pocas ganas de ponerse a preparar platos complicados sudando en la cocina. Es decir, que lo que nos viene de gusto es pedir comida china o pizza y que nos la traigan a casa. Eso, amiguitos, está muy bien y de tanto en tanto es hasta recomendable. Pero lo cierto es que la economía media no aguanta ese gasto si se practica con asiduidad. Por eso, uniendo la necesidad de vigilar la economía a la de comer sano, pero sin perder de vista esos alimentos que os gustan, hoy os daré la receta de las Pizzas de berenjena.
Como ya sabéis, de cantidades sé más bien poco. Calculad a ojo, que es lo que hago yo.
Como ya sabéis, de cantidades sé más bien poco. Calculad a ojo, que es lo que hago yo.
Se coge la berenjena y se le quita el troncho. Se lava, se seca con un paño, y -sin pelar- se corta en rodajas longitudinales de un centímetro de espesor. Se salan y enharinan éstas y se ponen en una freidora o en una sartén un poco honda con abundante aceite caliente. Cuando la berenjena esté dorada se saca y se coloca en un plato, tapada con papel absorbente.
Cuando se ha eliminado de la berenjena el aceite sobrante, se disponen las rodajas sobre una fuente de horno para utilizarlas como base de pizza. Sobre las rodajas pondremos migas de atún -al que también habremos sacado el exceso de aceite-, daditos de tomate fresco, lonchas de queso mozzarella y albahaca picada. A quien le gusten, puede añadir a la mezcla aceitunas negras deshuesadas. Por último, se pone la fuente en el horno y se gratina hasta que el queso se funda y tome color.
De postre os podéis comer una tartaleta de sandía como la que os he enseñado a preparar antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario