Y siguiendo con mi interés por el cine asiático, ahora os hablaré de Samaritan Girl. La trama se inicia contando como dos amigas adolescentes se dedican a un peligroso juego. La una contacta con hombres que quieren mantener relaciones sexuales con menores y la otra se reúne con estos. El fin de tan rara actividad extraescolar no es otro que el conseguir dinero para sendos billetes de avión. Sin embargo un día ocurre algo que no estaba previsto. A partir de ahí comienza la historia de la samaritana del título, y no explicaré más por si alguno de vosotros quiere ver la película.
Una obra del coreano Kim Ki-Duk dividida en tres actos, fotografiada con gran gusto en algunas escenas, que comienza dotada de una triste melancolía y se va tornando violenta conforme avanza la tensión del film. No hay escenas de sexo y no hay acción, sólo sentimientos. Por cierto, la matrícula del coche del protagonista –alguien obsesionado por anécdotas católicas y cargado por un sentimiento de culpa que tira de espaldas- contiene la secuencia 666, ¿creéis que tiene eso algún significado o es simple casualidad? El final –que no desvelaré- no es de esos fáciles de entender. Eso sí, la música es genial, aunque tristísima.
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