Y tras el hiato estival y la visita de Hetfield & co. de hace quince días, hoy toca reseña de la serie “Los singles de mami” en la que, como ya sabéis los habituales, aúno mi amor a la música en formato vinílico con el recuerdo a mi madre –fallecida hace poco más de un año– y a su gusto por la música pop de su juventud. Los protagonistas de hoy son Los Relámpagos, un grupo de rock instrumental que –como muchas bandas e intérpretes en aquella época– surgieron a raíz de un concurso musical en el que coincidieron José Luis Armenteros (guitarra), Pablo Herrero (órgano), Ricardo López Fuster (batería) y los hermanos Ignacio y Juan José Sánchez-Campins (guitarra y bajo, respectivamente). Los cinco darían forma a Dick y los relámpagos, que no tardaron en perder de su nombre a Dick, fuese quien fuese el tipo.
En 1962 comienzan a tocar en un club a cambio de vales de consumición y propinas y dedican los domingos a actuar en colegios de Madrid. La oportunidad les llegaría cuando tocaron como grupo de acompañamiento en estudio de Miguel Ríos –por entonces, Mike Ríos–, lo que les permitió grabar un primer EP que contenía el tema propio Los vikingos. Gracias a ese trabajo les llega cierta fama, que les lleva a ser uno de los grupos que inauguraron las míticas matinales del Price de las que ya os he hablado en varias entradas de esta serie dedicada al pop-rock hispano sesentero. Con un estilo que fusiona melodías de la copla, la música folclórica y desarrollos del pop-rock moderno, en los años siguientes graban diversos EPS con Phillips que se venden muy bien y les permiten girar por España con gran éxito. Entonces fichan por el sello Novola y conocen a la productora de Los Brincos que les ayuda a pulir su estilo, lo que se traduce en un cambio de objetivos. Y es que, no contentos con adaptar temas populares, deciden seguir con el estilo que los caracteriza pero grabando composiciones propias.
Así es como en los estudios RCA de Madrid, con producción de Josep María
Batlle graban el LP Nit de llampecs (Noche de relámpagos), así en catalán,
porque con el aire sardanístico del tema título, el productor creyó indicado
titularlo de esa manera. Novola también editó el disco en formato EP que resultó ser
todo un pelotazo por lo que, para exprimir aún más la gallina, no dudó en
sacarlo como single, que es el formato que hoy os traigo. Eso sí, no
tuvieron cuidado alguno con la edición ya que no sólo tenía portada y
contraportada iguales sino que en algunas copias como en la que tengo, la
galleta –sí, yo soy de los que dice galleta y gatefold– estaba duplicada en
ambas caras. Mi madre, con pragmático sentido de usabilidad pero poco
criterio coleccionista, corrigió con bolígrafo rojo el título del
tema de la cara B.
Musicalmente, Nit de llampecs tiene una melodía muy pegadiza que ciertamente recuerda a una sardana en la que el órgano hace la función de la tenora. En cuanto a Seguidillas, no puede negarse de dónde saca el título, la guitarra tiene más protagonismo junto con el órgano e incluso tiene unas castañuelas a lo largo de todo el tema.
Y eso es todo por hoy. Quizás no estamos ante uno de los grupos más
recordados actualmente pero para que os hagáis una idea de lo que llegaron a
ser en su momento, sabed que en el I Festival de ídolos que se celebró en
mayo de 1966 en el Palacio de los deportes de Madrid con patrocinio de El
Corte Inglés, tocaron junto a Los Mustang, Los Sírex, Los Bravos y Los
Brincos, ahí es nada.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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