El último día lo comenzamos dando un paseo por la ribera del Moldava en dirección al sur. La mañana no era tan calurosa como las anteriores por lo que nuestro camino hacia la fortaleza Vyšehrad fue de lo más relajado. Una vez en lo alto de la colina, la –en mi opinión– verdadera joya del lugar es el cementerio en el que fue enterrado Alphonse Mucha así como la basílica neogótica de San Pedro y San Pablo decorada con murales de art nouveau a cargo del matrimonio de pintores Marie y František Urban. Imprescindible. Después de tomar una cerveza, echamos a andar por el interior de los barrios de Podskali y Müstek en dirección a la céntrica Plaza de Wenceslao hasta que se hizo la hora de comer.
Y de ahí, a Budapest...
Parte 3
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