domingo, 27 de enero de 2013

Il plenilunio delle vergini


Y la segunda cinta de la que hoy os hablaré es Il plenilunio delle vergini, una película italiana de 1973 dirigida por el infame Paolo Solvay –cuyo nombre real era Luigi Batzella- protagonizada por Mark Damon y Rosalba Neri, una antigua conocida de este blog a la que ya pudimos ver en –por ejemplo –99 Women de Jess Franco o La bestia mata a sangre fría de Fernando Di Leo. En esta que me ocupa ahora se explica la historia de Karl Schiller, arqueólogo interesado en misterios y leyendas que cree haber encontrado la ubicación del mítico anillo de los Nibelungos, un objeto de gran poder que es capaz de despertar a las criaturas de las sombras. Según él, está en Transilvania y concretamente en el castillo de Drácula. Karl se lo cuenta a su hermano gemelo Franz, un jugador lleno de deudas que se pregunta si las leyendas de vampiros no amedrentarán a su hermano. Pero Karl le muestra un amuleto egípcio que puede protegerle y gracias al cual no debe temer nada. Entonces vemos como Franz le roba el amuleto a Karl y se adelanta a caballo hasta la aldea en la que se alza el castillo. Al llegar a un mesón conoce a una sirvienta que le hace saber la razón por la que los lugareños están algo alterados. La siguiente noche será la de la luna llena de las vírgenes, una fecha que se da cada cincuenta años y en la que cinco vírgenes son señaladas por algún tipo de fuerza demoníaca que las atrae al castillo para no regresar jamás. Franz –que pasa la noche con la joven y pierde su amuleto-, se dirige al día siguiente al castillo, en donde se encuentra con la criada de la condesa Dolingen De Vries, que le invita a cenar. Cuando Karl descubre que su hermano le ha sustraido el amuleto, sospecha donde puede estar y emprende viaje hacia el castillo de Drácula sin imaginar que tendrá que rescatar a Franz de las garras de la condesa. 


Piltrafillas, Il plenilunio delle vergini está ubicada temporalmente en la primera mitad del siglo XIX y sin embargo, las gafas de Karl –además de un diseño muy 70’s totalmente fuera de lugar en 1800 y pico- tienen plástico en el extremo de las varillas. ¿Qué costaba conseguir en cualquier almacén de atrezzo unos anteojos de época? Por otra parte, la labor de investigación a la hora de escribir un guión aceptable tampoco es que destaque demasiado ya que el amuleto de Schiller, que en teoría utilizaban los antiguos egípcios para protegerse de Pazuzú, no goza de verosimilitud al tratarse este demonio de un mito de los Sumerios. Siguiendo con los despropósitos, según Karl, el castillo de Drácula se encuentra en las inmediaciones de la localidad de Ladracu, que no es más que un tosco cambio de sílabas del nombre del conocido conde. Es más, imagino que Solvay desconocía incluso que Ladracu! es una expresión rumana que equivale a enviarte al infierno. Y termino con otro apunte. Los Nibelungos son personajes de leyendas germánicas que vivían en las riberas del Rin, un río que ni por asomo tiene relación alguna con los Cárpatos. Pero no os engañéis, con todo lo que os he dicho, ni os penséis que esta cinta me ha parecido bazofia. Nada de eso. La fotografía es aceptable, las interpretaciones también y la historia... bueno, la historia es la que os he contado, pero he visto cosas mucho peores. Así pues –sinceramente- no os puedo decir que estemos ante lo mejor de la vampisploitation, pero con una copita y unos cacahuetes tostados es una inmejorable candidata a película friki y palomitera de domingo por la tarde. Recomendada, claro que sí.

2 comentarios:

ÁNGEL dijo...

Corro a por ella. Me encantan los anacronismos, me río un montón.

King Piltrafilla dijo...

Anacronismo, ese eufemismo para definir las chapuzas.