domingo, 16 de octubre de 2011

Macabro


Amiguitos, regresan al blog después de una semana ausentes mis acostumbradas reseñas cinematográficas e inauguro la sección en primer lugar con la terrorífica Macabro, una cinta del italiano Lamberto Bava. La película comienza con una nota que advierte de que la historia está inspirada en algo que ocurrió tiempo atrás en Nueva Orleans, un aviso que no me aporta buenas sensaciones, más que nada porque eso de “inspirada” permite todo tipo de licencias e invenciones y porque me recuerda a esas infames películillas para televisión de bajo presupuesto que se inician con un basado en hechos reales tan llamativo como falto de rigor. Sin embargo debo confesaros que pese a mis reticencias iniciales, la verdad es que he disfrutado con Macabro. La historia comienza con los Baker, un matrimonio típico, con padre ejecutivo que se marcha a trabajar mientras sus hijos –la niña tendrá unos diez años y el niño unos cuatro o cinco- juegan en el jardín. Sin embargo, al poco de irse el marido, la mujer llama por teléfono a su amante y deja a sus hijos en casa. Tras despedirse de su madre, lo primero que hace la niña –que se huele lo que ocurre y está loca de celos- es encenderse un cigarrillo, algo que ya nos indica que la películilla no va a ser una de esas aburridas cintas familiares políticamente correctas. Luego, cuando Jane llega a una especie de edificio de apartamentos, vemos que el hijo de la casera es un joven ciego. Y con la adúltera –ya en su apartamento- preparándose para su cita, vemos como su hija Lucy está en casa curioseando entre la ropa interior de su madre y telefoneándola después de descubrir en su agenda de teléfonos el número del nido de amor de su madre y su hermano pequeño juega solo con una bicicleta en el jardín ajeno por completo su destino.


Lo siguiente será que mientras Robert, el casero ciego, está en el comedor de su casa limpiando y arreglando viejos instrumentos de viento escuchando los gemidos que provienen del apartamento de su inquilina, la diabólica hija de esta -una manera bastante enfermiza de llamar la atención de su madre- ahogará a su hermano Michael en la bañera. Entonces, cuando Jane –que se entera de lo que parece un hecho fortuito porque su hija se ocupa de contárselo así por teléfono- y su amante se dirigen en coche al hogar de la primera, tienen un horrible accidente en el que Fred pierde literalmente la cabeza. Un año después, Jane abandona la institución psiquiátrica en la que estaba y regresa al apartamento que había sido escenario de sus escarceos extramatrimoniales reencontrándose con sus recuerdos y con Robert. Piltrafillas, la atmósfera de tensión que se respira en diversos momentos del metraje –cuando Lucy se comporta ante su madre como una angelical hija que nunca ha roto un plato, en las ocasiones en que Robert intenta seducir a Jane o en los orgásmicos momentos en que esta grita el nombre del fallecido Fred- está bien rodada y hace que la película sea amena e interesante a la vez que oscura e inquietante. Sin embargo, lo malo de Macabro es que tanto las sinopsis que corren por ahí como algunos de los carteles de la cinta se ocupan de que no nos queden demasiadas dudas de lo que ocurre en el apartamento de Jane a partir de ese instante. En mi opinión, desde el punto de vista de la interpretación destaca sobre los demás la jovencísima Veronica Zinny como la malvada Lucy, siendo Stanko Molnar el que se lleva la palma en negativo por su decepcionante y estereotipado papel de ciego.