domingo, 5 de junio de 2011

The Ward


Y en tercer lugar os presento la última cinta del maestro John Carpenter, The Ward, película de terror cuya acción transcurre a mediados de los 60 y nos cuenta como –después de ser detenida por quemar una casa- una joven llamada Kristen es encerrada en un centro psiquiátrico y trasladada a una sección especial separada del resto de enfermos junto a otras chicas de su edad. Confundida, no sabe la razón por la que está allí ni recuerda por qué prendió fuego a aquella casa, pero tiene la determinación de escapar cuanto antes de ese lugar. Sus compañeras tampoco saben por qué están ahí –intuyen que las están sometiendo a algún tipo de terapia experimental-, pero le recomiendan seguir la corriente a los médicos como única manera de sobrevivir. Sin embargo, Kristen –que cree ver a alguien moverse por fuera de su celda en medio de la noche- no está dispuesta a ello y mantiene su rebeldía negándose a tomar la medicación sin perder la esperanza de poder huír. Pero un día sucede algo en las duchas, algo terrorífico que la convence de que las paredes del hospital ocultan un secreto horrible del que ella y sus compañeras deben escapar cuanto antes.


Pero el Doctor Stringer –el jefe de planta a cargo de Kristen- no escatimará en el uso de drogas o electroshocks para doblegar su voluntad y alejar de su mente esas extrañas ideas. Porque –no olvidemos que ha quemado una casa y no sabemos la razón-, ¿es la chica una joven desequilibrada que necesita curarse, o por el contrario está siendo víctima de alguna especie de conjura. Pronto lo sabremos. Protagonizada por Amber Heard, la joven y guapa actriz norteamericana de All the boys love Mandy Lane, Zombieland o Drive angry –todas ellas han pasado ya por este espacio-, The Ward es una más que aceptable película de terror carcelario o psiquiátrico –que para el caso es lo mismo- con regusto ochentero, una cinta parca en efectos digitales que emplea los típicos recursos de sonido, escenas con poca luz e imágenes impactantes –pocas, en realidad- para provocar el sobresalto y que mantiene el interés del espectador en un in crescendo argumental que desemboca en un epílogo que sinceramente no me esperaba, aunque –llegado este- la escena final sea de lo más previsible. Aún así, encantará a los amantes de las películas de terror y suspense de toda la vida.

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