La sesión cinematográfica del fin de semana –toda una tradición del blog que sin embargo cosecha casi nulos comentarios por parte de sus lectores y seguidores- comienza con Forget me not, una película de esas de asesinatos violentos entre adolescentes en una pequeña poblacion americana. Piltrafillas, la verdad es que he leído tanto críticas que la tildan benévolamente de fresca y bastante decente, como otras –se ha llegado a escribir que algunas escenas son un insulto a la inteligencia- que la dejan a la altura del betún. Así pues, como buen comentarista cinematográfico –por muy amateur y patillero que sea- he decidido verla y opinar por mi mismo.
La historia de Forget me not se desarrolla en el ámbito de un grupo de jóvenes de clase media en una localidad típica norteamericana, la típica white trash, chicos y chicas de instituto en su año previo de pasar a la universidad. En una fiesta de fin de curso en la que sólo hay un objetivo –dos a lo sumo-, que no son otros que emborracharse y tener sexo, entre sorbo y sorbo de todo tipo de bebidas alcohólicas, un grupo explica su primer beso o la primera relación que vivió en el instituto. Así, cuando Sandy rememora una noche en el cementerio en el que el grupo se dedicaba a algo a lo que se refieren excitados y contentos como el juego, todos deciden regresar allí y repetir la experiencia, una experiencia que consiste en convocar a un fantasma y perseguirse entre las lápidas besándose y dándose sustos haciendo ver que el último que quede será el fantasma, aquel al que ninguno de sus amigos ha logrado capturar. Una chorrada típica de adolescentes, vamos. Sin embargo Sandy se encuentra con una chica que desaparece en la oscuridad saltando por un precipicio. Ahí ya vemos que quizás el juego no es algo tan inocente, ya que cuando la policía aparece en escena no son capaces de encontrar cuerpo alguno. Cuando unos días después Hannah, Eli, Sandy, TJ, Chad y el resto de amigos deciden ir juntos a pasar un día de playa, uno a uno van falleciendo atacados por el espíritu de una chica –el maquillaje es patético- que parece tener relación con el pasado de Sandy. Evidentemente, la cinta no es nada digno de ensalzar pero lo cierto es que creo que tampoco es mucho más impresentable que muchas de las películas sobre asesinatos de adolescentes que corren por ahí. En fin amiguitos, un –no se si decir divertimento es excesivo- producto palomitero de calidad media/baja para pasar el rato tirado en el sofá de casa una tarde nubosa, con el cerebro abotargado sin nada mejor que hacer. Distraída sin más.
La historia de Forget me not se desarrolla en el ámbito de un grupo de jóvenes de clase media en una localidad típica norteamericana, la típica white trash, chicos y chicas de instituto en su año previo de pasar a la universidad. En una fiesta de fin de curso en la que sólo hay un objetivo –dos a lo sumo-, que no son otros que emborracharse y tener sexo, entre sorbo y sorbo de todo tipo de bebidas alcohólicas, un grupo explica su primer beso o la primera relación que vivió en el instituto. Así, cuando Sandy rememora una noche en el cementerio en el que el grupo se dedicaba a algo a lo que se refieren excitados y contentos como el juego, todos deciden regresar allí y repetir la experiencia, una experiencia que consiste en convocar a un fantasma y perseguirse entre las lápidas besándose y dándose sustos haciendo ver que el último que quede será el fantasma, aquel al que ninguno de sus amigos ha logrado capturar. Una chorrada típica de adolescentes, vamos. Sin embargo Sandy se encuentra con una chica que desaparece en la oscuridad saltando por un precipicio. Ahí ya vemos que quizás el juego no es algo tan inocente, ya que cuando la policía aparece en escena no son capaces de encontrar cuerpo alguno. Cuando unos días después Hannah, Eli, Sandy, TJ, Chad y el resto de amigos deciden ir juntos a pasar un día de playa, uno a uno van falleciendo atacados por el espíritu de una chica –el maquillaje es patético- que parece tener relación con el pasado de Sandy. Evidentemente, la cinta no es nada digno de ensalzar pero lo cierto es que creo que tampoco es mucho más impresentable que muchas de las películas sobre asesinatos de adolescentes que corren por ahí. En fin amiguitos, un –no se si decir divertimento es excesivo- producto palomitero de calidad media/baja para pasar el rato tirado en el sofá de casa una tarde nubosa, con el cerebro abotargado sin nada mejor que hacer. Distraída sin más.
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