La segunda cinta que he escogido para comentaros es Nun of that, una detrás de la que llevaba algún tiempo espoleado por lo que había leído de su argumento. Siendo friki y un enamorado de las películas de sexploitation y nunsploitation, no podía dejar escapar la oportunidad de disfrutar de una historia de monjas asesinas que regresan de la muerte para erradicar la delincuencia. Así, lo que el argumento de Nun of that cuenta es como una monja llamada Sister Kelly que tiene un carácter algo violento –tres tipos están a punto de violarla en un callejón y no sólo logra zafarse de ellos sino que los mata uno a uno- es reclutada por la orden secreta del Hábito Negro, formada por almas de monjas que son recibidas en el cielo por un Jesucristo que canta y baila música disco y viven en una especie de residencia de señoritas en la que beben alcohol, se pelean, mantienen relaciones sexuales entre ellas y son entrenadas en el arte de la lucha por –agarraos- Mahatma Gandhi. Al otro lado de la balanza tenemos al jefe mafioso Mama Rizzo –un tío travestido- y sus secuaces, el judío Víbora Goldstein y sus dos ayudantes disfrazados de ultraortodoxos hebreos.
Pero resulta que en Nun of that no encontramos nada de lo que –hábilmente, hay que admitirlo- se nos promete con el cartel que sirve de reclamo. Al principio de la película se ve una escena de ducha con topless –nada de planos púbicos- y también hay un momento en que una stripper enseña los pechos, pero tiene los pezones cubiertos por esas borlas de adorno que utilizan las bailarinas de burlesque, por lo que ahí acaba el erotismo de la cinta. Ni escenas de sexo –sabemos que dos monjas mantienen una relación porque se dan un beso-, ni cuerpos desnudos, ni nada de nada. Ni una triste nalga piltrafillas. Por otra parte, los efectos de maquillaje –heridas de disparo y similares- son de pena, las interpretaciones dan asco, el guión es basura y la acción está tan mal rodada que las escenas de pelea son inverosímiles y poco claras. El mencionado cartel que prometía desnudos y violencia, la estampa atractiva de Sarah Nicklin en esa pose a lo Stallone disfrazado de monja y un argumento bizarro, todo estaba encarrilado a conseguir un resultado que ni de lejos ha conseguido el realizador de este despropósito. Me hubiese gustado ver lo que Tarantino o Rodriguez hubiesen conseguido con una historia así. En fin amiguitos, bazofia pura sin un sólo minuto aprovechable. Y es que sí, uno es friki y ama el nunsploitation... pero es que esto es infumable.
Pero resulta que en Nun of that no encontramos nada de lo que –hábilmente, hay que admitirlo- se nos promete con el cartel que sirve de reclamo. Al principio de la película se ve una escena de ducha con topless –nada de planos púbicos- y también hay un momento en que una stripper enseña los pechos, pero tiene los pezones cubiertos por esas borlas de adorno que utilizan las bailarinas de burlesque, por lo que ahí acaba el erotismo de la cinta. Ni escenas de sexo –sabemos que dos monjas mantienen una relación porque se dan un beso-, ni cuerpos desnudos, ni nada de nada. Ni una triste nalga piltrafillas. Por otra parte, los efectos de maquillaje –heridas de disparo y similares- son de pena, las interpretaciones dan asco, el guión es basura y la acción está tan mal rodada que las escenas de pelea son inverosímiles y poco claras. El mencionado cartel que prometía desnudos y violencia, la estampa atractiva de Sarah Nicklin en esa pose a lo Stallone disfrazado de monja y un argumento bizarro, todo estaba encarrilado a conseguir un resultado que ni de lejos ha conseguido el realizador de este despropósito. Me hubiese gustado ver lo que Tarantino o Rodriguez hubiesen conseguido con una historia así. En fin amiguitos, bazofia pura sin un sólo minuto aprovechable. Y es que sí, uno es friki y ama el nunsploitation... pero es que esto es infumable.
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