lunes, 15 de febrero de 2010

Los sustitutos







Una de las películas que tenía pendientes por ver en cuanto a los estrenos más o menos recientes era Los sustitutos, protagonizada por Bruce Willis. La cinta –que está basada en un comic, un género que en los últimos años le está dando mucho juego a un Hollywood parco en ideas novedosas- nos cuenta como en un futuro no muy lejano aunque poco verosímil los seres humanos se tumbarán en sus casas conectados a un terminal mientras unos robots –los sustitutos del título- hacen por ellos su vida. Los robots, más rápidos, más fuertes y más eficientes que los humanos, pueden tener el aspecto –y sexo- deseado por el cliente y son sustituibles a su vez por otros en caso de ser dañados. Sin embargo una noche tiene lugar un suceso que cambia el curso de esa sociedad. Bruce Willis representa el papel de un policía que debe investigar la muerte de dos personas a las que han asesinado a través de sus sustitutos, algo que parecía imposible. No tarda en descubrir que existe un arma fabricada por la misma empresa que inventó a los sustitutos que tiene ese poder. El arma, al parecer, está en manos del Profeta –el líder de la coalición humana, una comunidad reacia a la utilización de esos robots-, pero no todo es tan claro como podría parecer.




En realidad piltrafillas –al menos para mi lo ha sido- la trama de Los sustitutos es bastante clara y previsible, pero en mi opinión no le resta interés a una cinta distraída, bien hecha –aunque algún efecto de maquillaje chirría un poco- y que cuenta con el bueno de Willis como -¿única?- baza remarcable. En realidad tampoco es que le haya dado mucho trabajo su personaje -al contrario que en la serie Die hard, aquí no tiene que correr, disparar, sangrar o sudar ya que su sustituto lo hace por él-, pero tal y como dice un amigo mío, “Bruce Willis es el puto amo”. Así pues, creo que se trata de un producto palomitero de consumo, sin demasiado presupuesto detrás del proyecto –estoy convencido- pero bastante decente. Para pasar un rato agradable, vamos.