sábado, 20 de febrero de 2010

Piri-piri


Amiguitos, supongo que en alguna de mis entradas dedicadas a la cocina ya os he mencionado que soy todo un fanático del picante. Tabasco, chiles chipotles, jalapeños, wasabi... y todo tipo de condimentos de este tipo de los que abuso y que en ocasiones me decepcionan cuando alguien me recomienda uno nuevo que en teoría no podré soportar y que después de probar me parece poco menos que un ketchup para nenazas o tan fuerte como lo puede ser un pepinillo en vinagre. Sin embargo, gracias a un amigo que me los ha conseguido -ved la foto adjunta- hace poco, he descubierto unos pimientos africanos –también llamados antillanos- que son una variedad de chile muy picante, base de todo tipo de adobos de intenso sabor y fuerte aroma. Ah, y endiabladamente picantes, capaces de hacer que parezca que la temperatura de un plato ha subido por muy tibio que este se mantenga y de hacer que lengua y labios ardan como las ascuas en la chimenea, una sensación que dura hasta mucho después de comer y que no logra apagar ni la cerveza más fría. En definitiva piltrafillas, ¡lo que había estado esperando durante años!
Por eso, cuando me he enterado que estos pimientos son la base para cocinar el Piri-piri, una salsa utilizada en Angola y Mozambique para acompañar pollo y todo tipo de carnes y pescados que también forma parte de la gastronomía portuguesa, no he podido dejar escapar la ocasión de fabricarme mi propia botella. Y como soy bondadoso por naturaleza, os voy a ofrecer la receta –de hecho está en la intenné al alcance de quien la quiera- de esta salsa picante. Las cantidades son orientativas y las podéis adecuar a vuestras necesidades.

Coger seis pimientos antillanos, quitarles las semillas y los tallos, añadir un par de dientes de ajo, pimienta, tres cucharadas de vinagre, un chorrito de aceite, una cucharadita de sal y otra de azúcar y medio kilo de tomate triturado. Cocer durante una hora y pico a fuego lento, dejar enfriar y guardar. Yo he hecho aquello tan inocente de lamer la cuchara de madera con la que he ido removiendo el mejunje mientras se cocía, y los ojos me han hecho chiribitas. Ya me contaréis... si no perdéis el habla.

5 comentarios:

rlfox dijo...

¡Ca---!
el habla no, pero las ranas, estan que saltan,
¡hij... de...!

King Piltrafilla dijo...

No me dirá que ya se ha comprado los pimientos antillanos y se ha hecho el mejunje!

Yo ayer me hice unos frankfurt, y en lugar de mostaza y ketchup me puse un poco de piri-piri. Inmejorables!
(dos cervecitas cayeron).

rlfox dijo...

¡NO!
Pero comí picante
...
voy al baño...
joer

Txema dijo...

Me encanta el picante... Tengo una botellita de chile habanero en casa y esos pimientos antillanos se me antojan espléndidos!!!

King Piltrafilla dijo...

Hágame caso. Seguro que no le será difícil encontrar esos pimientos. Siga los pasos de mi receta y a disfrutar. ¡Yo ya lo estoy haciendo!