Bueno piltrafillas, tras casi cinco meses de dieta –con el funesto paréntesis de las fiestas navideñas- me encuentro hoy en el mismo punto que después de seis semanas de inicarla. Es decir, que necesité 80 días para perder dos míseros kilos y sólo una semana para recuperarlos. Pero la culpa es mía, por creer en milagros, por no darme cuenta de que no es que esté gordo, es que SOY gordo. Así pués, a la mierda la puta báscula. Para este viaje no hacían falta alforjas.
domingo, 10 de enero de 2010
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1 comentario:
Juaaaaaaaaaas, es usté tremendo!
Bueno, estamos en las mismas decepciones, yo, aunque no peso tanto, tb. intento mantener mi "linea enemiga" luchando contra eso que llaman menonosequé...y ya que había conseguido que me quedaran holgaditos los pantalones...ale! otra vez se me desbordan las carnes, jajaja.
En fin, una lucha contínua, como tantas, pero esta nos la buscamos!
Menos mal que nos quedan las risas...son ejercicios diafragmáticos, dicen!
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