sábado, 28 de noviembre de 2009

Santa Sangre






Y la última de las películas de la que os hablaré –en realidad la más recomendable de las tres que he visto- es Santa Sangre, un film del siempre interesante Alejandro Jodorowsky. La cinta nos cuenta la vida de Fénix, un niño que vive en el Circo Gringo –propiedad de su padre, Orgo, el alcohólico lanzador de cuchillos- en una localidad indefinida de México. Al parecer, el tal Orgo mató a una mujer en los Estados Unidos por lo que no puede regresar allá. Así, Fénix –que protagoniza un número de magia- crece rodeado por la troupe del circo desatendido por su padre y por su madre, Concha, la líder de una secta que adora la imagen de Lirio, una colegiala que años atrás fue atacada por dos hermanos que le cortaron los brazos y la violaron dejándola morir sobre un enorme charco de sangre, la Santa Sangre del título. Un día, la madre de Fénix sorprende a su marido fornicando con la mujer tatuada. Presa de la ira, ataca a los tortolitos echándoles ácido en el sexo y Orgo –cegado por la rabia- le corta los brazos a su mujer antes de rajarse el cuello frente a la puerta del circo y ante los ojos de un aterrorizado Fénix, que asiste a la escena encerrado en la roulotte de su padre y –sin poder hacer nada por evitarlo- ve como la mujer tatuada y su hija Alma, una equilibrista sordomuda de la que está enamorado, huyen en una furgoneta.



Tras el episodio, Fénix es llevado a un manicomio en el que durante años se comporta como un animal, sin hablar, sin relacionarse con nadie, subido a un tronco que hay en su habitación y comiendo alimentos crudos. Una tarde, cuando Fénix es ya adolescente, el director del centro psiquiátrico le lleva a la ciudad junto a unos internos aquejados del síndrome de Down para que vean una película, pero a la entrada del cine un camello ofrece droga a los chicos y promete llevarles a un lugar mucho más divertido. Así, Fénix y sus compañeros acabarán en un callejón oscuro, lleno de música, borrachos, putas obesas y transexuales. Será allí dónde sorprendido verá a alguien que le resultará familiar, nada más y nada menos que la mujer tatuada. Fenix no tardará en escapar del centro en el que lleva recluido tantos años justo a tiempo de reencontrarse con su madre y convertirse –literalmente y tanto en la vida cotidiana como en su carrera profesional- en los brazos de Concha, una amargada y posesiva mujer que le utilizará como instrumento de su venganza obligándole a asesinar a las mujeres por las que se sienta atraido. Sin embargo, la bella Alma no tardará en hacer acto de presencia en este drama y los acontecimientos se precipitarán hacia el previsible final.



Amiguitos, colorida y surrealista –no en vano es una de las obras más celebradas de este chileno que vivió casi veinte años en México y desde los 80 reside en Francia-, es una película altamente recomendable que no gustará a todos los públicos pero que creo que interesará a la mayoría de los frikis que me seguís. Santa Sangre está llena de simbolismo y escenas pintorescas, como cuando los acólitos de la secta se enfrentan cantando al son de acordeones y guitarras a la policía y las excavadoras que quieren derruir su pequeña iglesia o cuando el elefante del circo fallece y su gigantesco ataúd recorre las calles de la población hasta llegar a su lugar de reposo, un vertedero en el que arrojan su féretro que inmediatamente será saqueado por la población famélica para repartirse su carne o cuando Orgo corta los brazos de su esposa y vemos a las gallinas picoteando los miembros recién cercenados de Concha. Lo dicho piltrafillas, es de obligada visión.

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