domingo, 8 de noviembre de 2009

Anamorph








Esta es una de esas ocasiones en las que creerse las notas de prensa y no hacer caso a las críticas de los espectadores sirve para que uno se arrepienta más tarde. Sí piltrafillas, porque Anamorph –la tercera de las cintas que he visto estos días- prometía ser una obra interesante y distraída pero ha resultado ser un muermo de mucho cuidado. Lo único que a mi modo de ver salva la película de la quema de todas sus copias en la plaza pública es la interpretación de Willem Dafoe, entre pasmado, abrumado por la culpa y –no creo que me equivoque- atónito por haber acabado protagonizando una cinta así. De hecho parece ser que en un primer momento rechazó el papel. Lo que Anamorph nos cuenta –la película toma su nombre de una técnica pictórica que consiste en introducir en el cuadro una distorsión de perspectiva que provoca que si la obra se observa desde otro punto de vista, aparezca una nueva imagen ante el especrtador en parte o la totalidad de la pintura- la historia de Stan Aubray, solitario, meticuloso, maniático del orden y alcohólico inspector de policía que dedica parte de su tiempo a la docencia y que es un enamorado del arte y las antigüedades, sobre todo de las sillas. Cuando aparece un cadáver colgado por los tobillos y con los intestinos extirpados le llaman a él –no queda muy claro, pero todo indica que lleva años sin ocuparse de un caso- para que lleve la investigación.




Piltrafillas, conforme avanza la cinta de manera lenta, pausada e inquietante en su primera parte vamos enterándonos de que tiempo atrás hubo un asesino en serie llamado Tío Eddie, que Stan mató al sospechoso pensando que iba armado –en realidad tenía en la mano el mando del televisor-, que se inició una investigación y que en vistas que a partir de entonces no hubieron más muertes acabaron ascendiéndole. Sin embargo, Stan –que se había implicado mucho en el caso- cayó en el alcoholismo al sentirse culpable de no haber podido impedir la muerte de una de las víctimas, una joven drogadicta. Ahora, con la aparición de este cuerpo –y otros que llegarán- la duda asalta a nuestro hombre. ¿Es el asesino un imitador de Tío Eddie o mató al hombre equivocado y el verdadero ha estado esperando hasta ahora para reaparecer? Y ya está amiguitos, eso es todo, porque Anamorph se convierte en una tediosa oferta de pretensiones estilistas, visualmente atractiva, tétrica, agobiante –muy inspirada en la obra de Francis Bacon-, pero sin pies ni cabeza, de desarrollo farragoso, carente de ritmo y con un final que ni da respuestas ni las plantea. Ni se os ocurra perder el tiempo con esto.

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