Debo deciros que Ghost son la única banda actual –es decir, nacida bien entrado el siglo XXI y aún en activo– de la que me compro casi todos los álbumes que edita. La satisfacción que me transmiten su sonido, melodías y concepto se mantiene con cada obra y opino que con cada nuevo lanzamiento han superado al anterior. Hasta ahora... o quizás también. Me explico. Cuando escuché este Skeletá por primera vez no tuve la sensación habitual de que la banda había escalado un peldaño más en calidad desde el disco anterior. Es lo malo de acostumbrarse a recibir dosis cada vez mas altas de genialidad y creatividad. Sin embargo, cada vez me gusta más, es uno de esos discos no tan inmediatos que ganan con cada escucha. Y es que las composiciones de Tobias Forge están llenas de matices diversos y pese a que los puristas del metal acusan a la banda de ser poco menos que ABBA con máscaras, lo que es innegable es que las raíces metálicas y hardrockeras de Forge están ahí y –aún siguiendo una línea de estilo marcada y reconocible– su afán por experimentar se ha llevado en este álbum más lejos que en sus obras anteriores. Si además la producción es estupenda, con arreglos intrincados envueltos en melodías fascinantes, el éxito es seguro. La parte de espectáculo y pantomima sigue ahí, pero la gente no es tonta y bajo las luces y el maquillaje tiene que existir valor musical. Y Ghost lo tiene, en cantidades industriales.
Así que aún no sé si Skeletá está por encima de su predecesor Impera pero sin duda es un discarral al mismo nivel que sus obras anteriores. Y es que Forge ha contado en la producción y arreglos con el multiinstrumentista Max Grahn, coescritor de la práctica totalidad del disco y habitual colaborador de Forge que también ha trabajado con Pink, The Weeknd y Ariana Grande o la dupla de productores y compositores Vargas & Lagola –o lo que es lo mismo, los suecos Salem Al Fakir y Vincent Pontare–, responsables de parte de los éxitos de Avicii, Madonna o Lady Gaga. Instrumentalmente, Pontare y Al Fakir se han ocupado de sintetizadores y teclados, Grahn de la batería y algunas guitarras, Fredrik Akesson de Opeth ha vuelto a hacerse cargo de las guitarras principales junto a Martin Eriksson en las rítmicas y Tobias Forge ha tocado el bajo y se ha encargado de las voces encarnando esta vez a Papa V Perpetua.
Por cierto, que aquí toca hacer un resumen del linaje de papas que han ocupado las labores de vocalista en la banda, representación musical de la secta The Clergy iniciada por Papa Nihil y Sister Imperator que contrataron a Papa Emeritus I para grabar el primer álbum y posteriormente a Papa Emeritus II para editar su continuación. El hermano pequeño de este fue nombrado Papa Emeritus III y después de ser retirado ascendieron al Cardenal Copia como frontman, que en realidad era el hijo bastardo de Sister Imperator y Papa Nihil. Fallecido este en el escenario, el Cardenal Copia fue designado Papa Emeritus IV pero con la muerte de Sister Imperator, por deseo de esta, se le ha promovido a Frater Imperator y máximo director de The Clergy mientras que su hermano gemelo aunque de talante más oscuro ha alcanzado el grado de Papa V Perpetua.
Total, que grabado en Estocolmo por Gene Walker –alter ego de Forge– junto a los coproductores antes mencionados entre los estudios Atlantis Metronome, Traxton, Island y House Mouse, con portada una vez más del artista y arquitecto polaco Zbigniew M. Bielak, una parte imprescindible ya en la iconografía de Ghost, paso a comentaros a este Skeletá del que poseo una edición fabricada en la República Checa con vinilo semitransparente en una combinación de colores denominada Bleach Blend.
Comienza el disco con un solemne coro de voces infantiles eclesiásticas que
da paso a una Peacefield de
aroma entre 70s y 80s con mucha fuerza, hard AOR del güeno al
que algunos encuentran conexiones con
Journey por una supuesta
semblanza del estribillo con el de Separate ways
pero que yo veo
más como una mezcla de los
Toto y
Reo Speedwagon más
hardrockeros pasada por un tamiz Leppardiano. La mezcla de
batería y bajo –como en todo el disco– tiene un gran protagonismo. Le sigue
Lachryma, con un inicio synthwave que se torna rápido en un riff a lo
Mercyful Fate, con un buen solo y una melodía y estribillo pegadizos que enlazan con el
sonido marca de la casa de álbumes anteriores.
Satanized, el que fue primer adelanto del disco, es otro pelotazo con el típico
sonido Ghost, con esa mezcla de estribillos poperos y
guitarras a lo Sherman/Denner.
Con Guiding lights bajan las
revoluciones y Forge nos regala
una balada, aunque simple, con unas armonías de fuerte carga emocional, como
si los ABBA más resultones
ataviados con túnicas negras en lugar de con colorines hubiesen vestido uno
de sus temas pop con arreglos de hard rock y un estupendo solo
cargado de sentimiento. Y la cara finaliza con
De profundis borealis, que comienza engañosamente liviana, con un piano desnudo y melancólico
que rápidamente nos hace entrar en un tema de guitarras gruesas y un ritmo
acelerado, con una batería machacona que se alterna con unos estribillos
cristalinos y melodiosos y en la que el espíritu de los
Adrian Smith y
Dave Murray de la época
Brave new world se encuentra flotando por ahí, aunque con una parte
final más a lo Seventh son of a seventh son en mi opinión.
Cambiamos de cara y nos encontramos con
Cenotaph, un –diréis que se me ha ido la olla– hard synth boogie pop rock,
con una batería potente y muy marcada, sintetizadores, riffs poperos,
un solo de guitarra llamativo muy a lo
Vito Bratta y un trabajo vocal
estupendo como siempre, que puedo deciros que incluso me ha parecido
bailable. Missilia amori es otro
tema resultón y con fuerza, con un tono hardrockero entre
tardosetentero y ochentero aunque con una producción del siglo XXI, un
bonito solo de guitarra y las habituales armonías vocales de
Forge. Le sigue la alucinante Marks of the evil one, un estupendo hard melódico con un bajo muy marcado, unos
estribillos y coros con arreglos poppy –¿es
Tobias Forge o
Ke$ha?– pero con fuerza y energía, lo que vendría a ser un temazo muy pegadizo
para las radiofórmulas si olvidamos que es a cargo de un grupo
pretendidamente satánico, comandadado por un pontífice con una mascara de
calavera. Pero ese es el encanto de Ghost y lo que nos vuelve locos a
sus seguidores, me atrevo a decir que muchos con una cierta edad
ya.
Umbra, con su introducción de sintetizadores y su percusión dance pop o
incluso funky resulta extraña en su primera escucha, aunque está
revestida con guitarrazos y un sonido de Hammond que acaba
aportándole una atmósfera setentera, toda una mescolanza de estilos que son
el exponente de la experimentación y capas de matices con las que
Forge gusta de revestir sus
canciones. El punto final lo pone
Excelsis, el tema mas largo del disco que con unas estupendas guitarras y una
emotiva interpretación vocal concluye el álbum con seis minutos de preciosa
y sensible power ballad dedicada a la muerte y el tránsito a otra
vida, con una letra en la que se dice
This is the end of the avenue, I am afraid of eternity, too.
Esperemos que esas palabras no tengan un significado oculto de cara al futuro de la banda y que a Tobias Forge y sus colaboradores les quede inspiración para rato. Degustando aún este Skeletá y sus recovecos, ya estoy esperando su siguiente obra sin haber perdido un ápice de ilusión por Ghost y sus ghouls.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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