Antes de las tres entradas dedicadas al black metal con los tres vinilos que me traje como souvenir de tierras escandinavas, os hablé del segundo álbum de la banda de Michael Schenker y del primero de Scorpions, donde debutó el rubio guitarrista. Tocaba pues hablaros ahora de UFO, otra de las bandas relacionadas con Michael, aunque –como en el blog ya os he reseñado varios vinilos imprescindibles de este grupo, cuatro de los cuales tenían al pequeño de los Schenker a la guitarra– hoy me he decidido por comentaros uno de los que grabaron sin él en sus horas más bajas, un disco que acostumbra a llevarse malas críticas pero que no deja de ser hijo de una época y los excesos de la misma. Me refiero, como veis, a este Misdemeanor, que en mi opinión es altamente disfrutable.
Hagamos un poco de historia para entender el momento por el que pasaba la
banda. Obviando su primera y breve etapa con Mick Bolton a la guitarra, el
line up clásico más exitoso de UFO lo formaron Phil Mogg a las voces, Pete
Way al bajo, Andy Parker a la batería y Michael Schenker a la guitarra,
añadiéndose en los últimos tiempos de la formación Paul Raymond a la rítmica
y teclados. Con la huida de Schenker entra Paul Chapman a la guitarra y
cuando Raymond se une al grupo de Schenker, entra en UFO Neil Carter en su
lugar. En 1983, un Pete Way alcoholizado deja a sus compañeros para
centrarse en su propia banda y un año después se iría Parker. Pero poco después, con Chapman
apuntándose a la aventura de Way y Carter uniéndose a Gary Moore, la marca
UFO estaba agonizando, con Phil Mogg como único guardián de la llama
viviendo en Los Angeles y llevando como podía su adicción a la cocaína y el
alcohol.
Y esos son los mimbres del álbum que hoy os traigo. Dispuesto a no tirar la toalla, Mogg contacta con Mike Varney –conocido productor y descubridor de guitarristas como Yngwie Malmsteen, Vinnie Moore, Tony McAlpine, Marty Friedman, Paul Gilbert y un largo etcétera desde su sello Shrapnel Records–, quien le presenta a Tommy McClendon, un guitarrista de Yokohama que había crecido en California y había pasado por numerosas bandas locales sin pena ni gloria.
Con este –que adoptó el bombástico nombre de Atomik Tommy M– junto con Paul
Gray –que había tocado el bajo en el último tour de la banda–, Paul Raymond
como rítmica y teclista –que regresó brevemente a UFO antes de volver a
abandonarlos un año más tarde– y el batería Robbie France –que fue
sustituido justo antes de la grabación por Jim Simpson, que había formado
parte brevemente de Magnum–, estos renacidos UFO sui generis firmaron
nuevamente con Chrysalis y se metieron en The Manor para dar forma a un
nuevo elepé con el veterano Nick Tauber a los controles, un productor que
había trabajado con Marillion y los primeros Thin Lizzy, entre otras bandas.
La grabación finalizó en los neerlandeses Wisseloord studios.
Con portada de Marcia Resnick, el track list del álbum del que poseo una
copia norteamericana editada en 1986 –de ahí la duplicidad de fechas en la
cabecera de esta entrada– fue el siguiente:
A
This time
One heart
Night run
The only ones
Meanstreets
B
Heaven’s gate
Blue
Dream the dream
Name of love
Wreckless
Inaugura la escucha la estupenda This time y lo primero que a uno le viene
a la cabeza es que estos no son mis UFO, que me los han cambiado. Por
suerte, la inconfundible y carismática voz del amigo Phil sigue ahí. Se
trata de un tema en el que la estructura se sustenta en los teclados y con
un trabajo de guitarra muy ochentero. Nada que ver con el hard rock de
raíces setenteras que caracterizaba al grupo. Pero, por si sirve de
descargo, desde Girslchool hasta Y&T, pasando por los Maiden, los
Priest, Quiet Riot o Saxon, en la segunda parte de los 80 la mayoría de las
bandas traicionaron sus principios estilísticos, si es que los tenían o eso
significa algo en el negocio de la música, en aras de la modernidad o la
comercialidad. One heart sigue con la misma tónica, aunque es un poco más
rockera. Buen trabajo del Tomás atómico. Los teclados y los coros –sí, coros
en UFO– adquieren nuevamente un enorme protagonismo en Night run, que
resulta muy pegadiza. The only ones es la típica balada que años atrás se
hubiese vestido con un piano y la elegancia de la Gibson de Schenker y que
ahora tiene un teclado, sintetizadores y unas guitarras adornadas con un
abuso de trémolo muy de la época. ¿Significa eso que es un mal tema?, para
nada. Significa que estamos en la segunda mitad de los 80. Y finaliza la
cara una Meanstreets bastante cañera y con un solo que hace honor al apodo
de McClendon.
En la cara B encontramos Heaven’s gate, un medio tiempo que pese a los
teclados de sonido ochentero y la rapidísima guitarra de Atomik Tommy M,
mantiene –gracias a las melodías vocales de Mogg– cierto espíritu a los UFO
de toda la vida. Blue es quizás uno de los temas menos ufológicos del álbum
aunque funciona perfectamente como un hard pop rock con guitarrazos y buenos
arreglos. Es el momento de otra balada, una Dream the dream que –contra lo
que pienso de la de la cara A– me resulta del todo prescindible. Nada que
ver con Name of love, otro tema con coros pegadizos y teclados hard pop en
el que Mogg mantiene su toque habitual y McClendon viste con sus guitarrazos
con mucho trémolo y rapidez digital. Y el punto final del disco llega con
Wreckless, otra canción en apariencia lentita e intimista que al poco de
comenzar coge algo de velocidad.
En fin, que cuentas las crónicas que Misdemeanor no gustó ni a la discográfica, ni a la propia banda ni a sus seguidores, pero a mi me parece muy reivindicable, qué queréis. En efecto, el estilo se aleja del habitual de la banda, pero la producción es de mucha calidad y la ejecución instrumental más que notable. Además, que después de la debacle a Mogg le quedasen fuerzas para mantener en pie el grupo y su buen nombre dando como resultado este más que notable álbum es para hacer la ola.
Así pues, nunca hay que olvidar las joyas que editaron con Schenker ni la
labor de Chapman pero consideraría un error no tener este disco en vuestra
colección de UFO. Si no lo habéis hecho ya –y en caso contrario es una buena
ocasión para repetir– dedicadle una escucha.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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