Pues nada, al igual que hace una semana, os traigo hoy otro vinilo que compré durante mis vacaciones en Tallin. Como veis, se trata de Stop, un trabajo de The Eric Burdon Band. Lo cierto es que el nombre del vocalista británico no me es ajeno, pero si me preguntáis si conozco alguna de sus canciones sólo me viene a la cabeza la obviedad de The house of the rising sun que cantó con The Animals. Así que la escucha de este disco era una oportunidad para entrar en contacto con él aunque quizás, ya os lo digo, no fuese la mejor manera. No obstante, he visto que Burdon nunca había aparecido por el blog por lo que, aunque sólo sea por eso, ya merece que le dedique una entrada.
Nacido en Newcastle y siendo un enamorado del rock, el blues y el jazz, con poco más de veinte años se convierte en vocalista de The Animals, que a mediados de los 60 se convierten en Eric Burdon & The Animals. Con el fin de la década deja la banda y tras un breve paso por War, inicia una carrera en solitario. A principios de los 70 forma una banda llamada Tovarich que tiene corto recorrido y posteriormente la The Eric Burdon Band con quienes edita canciones de su repertorio regrabadas. Hasta 1975 no vería la luz este Stop que hoy os traigo, un puzzle producido por Jerry Goldstein y grabado entre 1971 y 1973 entre los Far out studios de San Francisco y los Dierks studios de Colonia, tanto con su banda actual como con los miembros de Tovarich. Denostado por la crítica, sin singles y con un éxito pobre entre sus seguidores, podría decirse que este álbum –que tengo en su edición neerlandesa– es de los peores que uno podría comprar para iniciarse en el conocimiento de la carrera de Burdon. Pero los compradores de vinilos no somos siempre gente coherente por lo que –dejando de lado que este vinilo me recordará siempre los momentos que pasé en la capital de Estonia con mi familia– lo que llamó mi atención y me obligó a su compra compulsiva fue esa funda hexagonal imitando la señal de tráfico de STOP en formato gatefold.
Con Eric Burdon a las voces, Kim Kesterson y Randy Rice al bajo, John Sterling y Aalon Butler a la guitarra, Alvin Taylor y George Suranovich a la batería, Moses Wheelock y Alvin Taylor a la percusión y Terry Ryan a los teclados, el disco –con carátula y funda diseñadas por Thomas Warkentin, Jerry Goldstein y Bob Weiner tuvo el siguiente track list:
A
City boy
Gotta get in on
The man
I’m looking up
Rainbow
All I do
B
Funky fever
Be mine
The way it should be
Stop
El inicio con City boy me gusta mucho, con ese hard rock bluesero enérgico y con cambios de ritmo que precede a una breve Gotta get it on más intimista que se va alegrando conforme avanza y me trae recuerdos de la Jimi Hendrix Experience en algunos momentos. Le sigue The man, con un sonido muy de R&B británico de finales de los 60 y una brevísima I’m looking up que me resulta alegre y con ecos a Zappa en lo vocal. En Rainbow encontramos un extraño tema, repetitivo y un poco psicodélico, que mezcla una batería machacona con efectos de sonido. Y la cara finaliza con una All I do bluesera aunque demasiado breve.
La cara B comienza con Funky fever, psicodélica e hipnótica y le sigue una estupenda Be mine de más de ocho minutos –pensad que la duración de la mayoría de temas del disco ronda los tres minutos o los dos minutos y pico– donde una mezcla lisérgica de blues y jazz se une a una interpretación vocal que transita entre el desgarro y la calma. Definitivamente es mi preferida del álbum y el sonido de la guitarra me recuerda al de Frank Zappa, lo mismo que las voces de The way it should be, que tiene también una atmósfera muy experimental de guitarra y batería. Y es que esta segunda cara es mucho más hard rockera que la primera, como demuestra el tema que da título a la obra –con otro extenso solo de guitarra– que me trae recuerdos de los primeros Black Sabbath y que cierra un disco muy setentero que afrontaba con prejuicios y me ha sorprendido agradablemente.
Amigos, ya dicen que para gustos los colores y este disco es un claro
ejemplo. Es decir, que no sé la razón por la que este Stop resulta tan
menospreciado –será cuestión de bucear en otros discos de Burdon para ver si son obras
maestras a años luz de este– porque desde la ignorancia me he encontrado con
un trabajo muy interesante, entretenido y perfectamente recomendable. Pues
anda que no habré escuchado cosas más aburridas que pretendidamente eran
imprescindibles.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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