Al mexicano Fabián Cháirez lo he conocido gracias a la polémica que en su país ha generado su obra La revolución, un óleo que muestra a Emiliano Zapata desnudo, con tacones y un sombrero rosa a lomos de un caballo erecto. En un país de machos en el que la masculinidad exacerbada protagoniza buena parte del día a día de la sociedad, la exposición del cuadro en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México el pasado año provocó incluso manifestaciones en contra y que grupos de campesinos abroncasen al presidente Andrés Manuel López Obrador en sus mítines.
La obra de Cháirez –natural de Chiapas y formado en Artes Visuales por su Universidad de Ciencias y Artes– se basa en estereotipos de la tradición mexicana como charros, religiosos o luchadores para otorgar visibilidad al colectivo LGTB al representar sus personajes en sugerentes posturas eróticas que no encajan con la virilidad establecida.
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