domingo, 29 de julio de 2018

La morte ha sorriso all'assassino (1973)


Mi primera reseña de este domingo es para la italiana La morte ha sorriso all’assassino, película dirigida por el romano Joe D’Amato y basada en una historia de su propia autoría. Protagonizada por Ewa Aulin, Angela Bo y Sergio Doria con la aparición de secundarios de la talla de Klaus Kinski, este cuento de terror algo enrevesado y de resultado irregular nos muestra al principio de la historia como un jorobado llora a su amada hermana Greta, que yace muerta ante él mientras este recuerda momentos felices con ella y con amargura expresa que fue su único amor y cómo ellos la mataron sin que él pudiese detenerlos ¿Quiénes son ellos?, ni idea. Poco después vemos como la calesa en la que viaja Greta Von Holstein sufre un accidente a las puertas de la mansión de Walter y Eva Von Ravensbrück, quienes le dan cobijo. La joven, que es la misma que habíamos visto muerta al principio de la cinta, recobra la consciencia horas después aunque no la memoria y es atendida por el doctor Sturges, que rápidamente repara –ademas de en sus tetas– en un colgante antiguo que la joven Greta lleva en el cuello. 


Mientras, la doncella de los Von Ravesbrück comienza a comportarse de manera extraña y tiene visiones en las que se le aparece el jorobado hermano de Greta atormentándola. La mujer intenta escapar de la mansión pero alguien la alcanza en el bosque y la mata. Ese será el inicio de una historia de sexo, venganza y experimentos con difuntos. Lo cierto es que, pese a tener una base interesante, la historia no tiene ni pies ni cabeza. Por otra parte, los efectos de maquillaje son, patéticos no, lo siguiente. Pese a todo, las interpretaciones son sorprendentemente aceptables y la película tiene el interés de ser la primera cinta de terror filmada por D’Amato –aunque poco antes había colaborado con Luigi Batzella codirigiendo Il plenilunio delle vergini, que ya os comenté aquí– y la única ocasión en la que utilizó su verdadero nombre, Aristide Massaccesi. Para pasar el rato.

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