domingo, 15 de mayo de 2016

The Black Gestapo


Comienzo mis reseñas de hoy con The Black Gestapo, imprescindible título setentero mezcla de blaxploitation y nazisploitation que escribió y dirigió Lee Frost, un realizador que en su momento había dirigido Love Camp 7 –reseñada aquí–, donde también aunaba varios géneros. Protagonizada por Rod Perry, que ese mismo año sería conocido internacionalmente gracias a su papel del sargento Deacon Kay en la mítica serie de televisión S.W.A.T. –en España, Los hombres de Harrelson–, The Black Gestapo nos cuenta como el General Ahmed y sus seguidores, un ejército popular izquierdista que se preocupa por el bienestar de la población negra de Watts –un depauperado barrio de South Los Angeles–, reparte alimentos y ofrece a la población charlas motivacionales siguiendo la filosofía de Martin Luther King. Sin embargo, cuando unos miembros del grupo son golpeados salvajemente por tres integrantes del grupo mafioso supremacista blanco –por cierto, su jefe Vincent es el mismísimo Lee Frost– que extorsiona a los comerciantes del distrito, la división interna en el seno de la brigada popular toma cada vez más fuerza, entre el pacífico Ahmed y su lugarteniente, el Coronel Kojah, partidario de utilizar las mismas armas para combatir la violencia de los criminales racistas. Será la violación de la enfermera novia de Ahmed la que proporcione a Kojah la fuerza moral para pasar a la acción a la hora de defender a sus conciudadanos. Y lo cierto es que al principio funciona, pero muy pronto los comerciantes de Watts se darán cuenta de que han dejado de estar sometidos por los mafiosos blancos para estar bajo la bota de los miembros de su propia raza que en teoría debían protegerlos y que se han convertido en una organizacion fascista y violenta cuyo objetivo es dominar el barrio. 


Y es que, ebrio de poder y cegado por la avaricia, Kojah convertirá a sus acólitos dentro del grupo en en un violento y fiel ejército de élite –como la Gestapo de Himmler– que con la excusa de defender a la población, exige el cobro de su protección y se mete en el negocio del narcotráfico. Su enfrentamiento con Ahmed llegará al límite cuando Kojah ordene asesinarlo, lo que provocará el enojo del General. Total, amiguitos, que The Black Gestapo se nos presenta como una alegoría de los problemas de la población de raza negra en los años setenta y las diferentes tendencias en el seno del activismo, que iban desde el uso de la palabra como arma hasta el activismo combativo. Pero la película deriva poco a poco hacia la exploitation más convencional, extremadamente violenta, con peleas a puñetazos, golpes en la cabeza, violaciones e incluso una castración –bastante merecida, por cierto– sazonada con una buena ración de escenas gratuitas de desnudos femeninos, que finaliza con Ahmed convirtiéndose en una especie de Seagal, Willis, Norris o Bronson en versión negra. Y es que no olvidéis que estamos ante un entretenimiento simple y llanamente. Por cierto –atención sus fans–, la voluptuosa Uschi Digard tiene una pequeña aparición en la cinta como amante de Kojah. Por eso y porque se trata de una obra mítica del género, no os la podéis perder.

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