Mi primera reseña de este domingo va para L’etrange couleur des larmes de ton corps, una extraña, laberíntica y enrevesada coproducción franco-belga con tintes de thriller psicológico que nos cuenta la angustiosa búsqueda de la desaparecida Edwige por parte de su esposo, Dan Kristensen. Este –al regresar a Bruselas de un viaje de negocios en Frankfurt- se encuentra con que su apartamento está cerrado por dentro pero su mujer no está allí. El pobre tipo tendrá que dar con ella sin que la policía ni sus vecinos –excepto una misteriosa anciana que afirma que su marido desapareció también después de hacer un agujero en el techo- le tomen en serio. Para ello tendrá que arriesgarse a perder la vida, la cordura o ambas cosas en su camino hacia el secreto que se esconde tras las paredes del viejo –aunque extraordinariamente bello- edificio de apartamentos.
Piltrafillas, si os gustó aquel onírico y surreal ejercicio visual cimentado en el giallo llamado Amer –ya comentada aquí-, también os encantará esta L’etrange couleur des larmes de ton corps, la nueva obra escrita y dirigida por la pareja Hélène Cattet y Bruno Forzani. Imágenes tan impactantes como crípticas, azules luminosos, rojos chillones, violetas y verdes intensos, piel de ébano y cuero negro, brillantes hojas de puñal y coloridas vidrieras de art-nouveau... en fin, otro festival estético -de nuevo gracias a la fotografía de Manuel Dacosse- que da como resultado una cinta de intriga en la que lo de menos es el argumento. La verdad es que soy un amante de la fotografía y me gusta que en las películas se busque la belleza en la mayor cantidad de fotogramas posible, pero no es menos cierto que también echo de menos una historia algo más inteligible cuando escojo disfrutar de un largometraje. En resumen, una fascinante película cargada de inquietantes imágenes que aún no sé si es la puesta al día del giallo clásico o un viaje lisérgico de ese par de bichos raros que son Forzani y Cattet, pero que debo recomendaros por fuerza.
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