domingo, 23 de junio de 2013

Backyard: El traspatio


Mi segunda recomendación del día se va para la mexicana Backyard: El traspatio, una cinta dirigida por Carlos Carrera escrita por la dramaturga Sabina Berman. La película –que fue la apuesta de México para conseguir una nominación a los Oscar, lo que no consiguió, aunque ha recibido varias menciones, galardones y nominaciones en diversos festivales, nos cuenta de una forma muy completa, con un lenguaje comprensible y un argumento en el que la ficción y el afán documentalista se unen de manera magistral, el caso de los feminicidios de Ciudad de Juárez, asesinatos de mujeres que desde principios de 1993 han tenido lugar en esta ciudad fronteriza, verdadero patio trasero de la texana El Paso –de ahí el título de la película- y que en la actualidad ya superan las 700 víctimas. Así pues, con la excusa de mostrarnos el día a día de la idealista Blanca Bravo, la policía que intenta esclarecer los asesinatos, Carrera y Berman nos ilustran sobre los diferentes estratos de la sociedad de Juárez, una de las mitades de lo que desde el aire parece una única ciudad cruzada por la cicatriz de la autopista César Chávez y la valla de la border, una separación entre el primer mundo y el subdesarrollo en una zona que no hace ni 200 años formaba parte de la misma nación. Ahora, el backyard de El Paso es Juárez, “ciudad frontera, ciudad herida, coronada con la sangre de sus muertas niñas”. 


Piltrafillas, Backyard: El traspatio no es ni mucho menos una película amable ni tampoco conciliadora y –por el contrario- se muestra muy crítica contra ambos gobiernos, sobre todo el mexicano, culpables de no hacer nada por desbaratar el status quo de una sociedad arcaica y machista. Se trata de dos horas de película en las que se nos habla de la explotación en las maquilas, el maltrato de género, las víctimas de los asesinatos –muy jóvenes-, mujeres que suelen ser torturadas y vejadas antes de morir y se proponen diversas teorías, desde crímenes de honor interfamiliares, a pornografía snuff, narcosatanismo o meros serial killer... pero entre las que destaca una única verdad y es que, sea cual sea la razón o la causa, e incluso aunque existan varias, Ciudad Juárez es como la basura en la que nadie rebusca, un salvoconducto a la impunidad, el ejemplo vergonzoso del poco valor que la vida de una mujer tiene en la sociedad machista y misógina de Chihuahua. Feroz contra la desidia y la corrupción de la policía –a los que incluso una personaje dedica una frase genial (1)-, Backyard: El traspatio pretende denunciar que los crímenes -esos asesinatos de mujeres que parece que mueren por el simple hecho de serlo-, por saturación, se han vuelto parte de la rutina. Nadie se alarma ya, nadie se indigna, ya no es ni noticia, nadie reclama los cuerpos... y cuando aparece el de una nueva desdichada, el comentario es, bueno, ya se sabe, es Ciudad Juárez. En fin amiguitos, muy recomendable como documento y para poner sobre la mesa la historia de esas pobres mujeres. Muy recomendable, amiguitos.

A remarcar la participación en el proyecto de Jimmy Smits, uno de los actores latinos más reconocidos de la televisión norteamericana, siempre involucrado con las causas de la comunidad hispana y uno de los que ayudó a fundar la National Hispanic Foundation for the Arts

(1) Al presentar el personaje de Sara ante la policía un completo dossier sobre los nombres, fechas, origen y demás datos de todas las desaparecidas en la ciudad de las que había aparecido, o no, el cadáver y ser preguntada por los agentes que de dónde había sacado aquello, esta responde: “De la prensa, si ustedes los policías no fuesen analfabetos, tendrían la misma informacion”.

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