viernes, 22 de junio de 2012

PIGS


Amiguitos, además de ser el título de una canción de Pink Floyd, PIGS es un concepto que la prensa financiera anglosajona acuñó para referirse con manifiesto desprecio y superioridad a las economías de Portugal, Italia, Grecia y España (Spain en original). El nombre de marras no tiene nada de nuevo –en realidad es de la segunda mitad de la década anterior- pero evidentemente tiene ahora mucha vigencia. Al final hemos mentado tanto al lobo que –al contrario que en el cuento-, aquí ha acabado apareciendo por puro hartazgo de oír su nombre. Se trata de una operación de marketing a gran nivel en el marco de lo que estoy convencido que es una guerra económica en la que nos están sometiendo sin pegar un solo tiro y en la que el producto a vender era la pretendida debilidad de los países PIGS. Y es que la única manera de ser grande es compararse con pequeños, porque de otra manera todos somos iguales. O peor, la única manera de ser no pequeño es empequeñecer a los demás, con lo que me convierto en grande. Y de esta manera Estados Unidos –uno de los mayores culpables de la crisis mundial- y Alemania –un país que tras su reunificación estaba en estado lamentable- son ahora los que mandan en esta debacle. No hay que olvidar que el país de Siemens, Volkswagen y la currywurst necesitó préstamos del BCE hace años, cuando su situación era lejana a la que ahora disfruta. Lo que ocurre es que entonces los tipos de interés estaban bajos y fue lo suficientemente inteligente como para fomentar una burbuja consumista que le ayudó a aumentar las exportaciones. Así, por ejemplo, concedió préstamos astronómicos a países como Grecia para que estos les comprasen productos alemanes. Pero claro, mientras el país de Angela Merkel devolvía el dinero del préstamo y aumentaba sus exportaciones, entidades como el Deutsche Bank veían como Grecia les debía cantidades ingentes de un dinero que nunca podrían recuperar. Lejos de quedarse con el culo al aire, Alemania -y su socia Francia- aprovecharon la coyuntura para tomar posición en una Europa en la que el hundimiento de Grecia arrastraba a los países que con ella se veían –tras la crisis provocada por los Estados Unidos- incapaces de afrontar las deudas contraídas o de tapar los enormes agujeros generados en la mayoría de las entidades financieras. En ese sentido, Alemania se ha beneficiado de ser la primera en haber necesitado ser rescatada.

Total, que regresando al concepto PIGS, tenemos a Grecia hundiéndose, a Italia temblando, a España tocada en la línea de flotación con un timonel al mando tan inepto y mentiroso como el del Costa Concordia y a Portugal en el limbo, sin que se hable de ella aunque la prima de riesgo supere en mucho a la nuestra. Y es que en mi opinión –volviendo a lo de la comparación-, para crecer hacen falta países que se hundan... y Portugal no es ninguna amenaza para Alemania. El competidor que hay que aniquilar es España. Por nuestra parte, cuando debemos un montón de dinero como país ¿qué es lo que hacemos?, pedimos aún más, sumándolo a la deuda que ya tenemos y que ignoro cómo narices vamos a devolver. Eso sí, el dinero se lo darán a los banqueros porque mucho peor sería que los impositores retirásemos nuestros ahorros de sus entidades, que al parecer son más cuantiosos que el importe que nos prestan. Así que convirtámonos alegremente en esclavos económicos de Alemania y el BCE mientras nuestros potentados siguen cenando en restaurantes de lujo, conduciendo sus deportivos, veraneando en sus yates o volando a Aspen en sus aviones.
Subirá el IVA, la electricidad, el agua, la gasolina, no subirán los sueldos –eso si es que tenemos la inmensa suerte de conservar el empleo los que aún no estamos en el paro-, se rebajarán las prestaciones sociales, los subsidios... pero seguiremos vibrando con La Roja o con Rafa Nadal –ese, el del reloj de 300.000 euros- como subnormales. Como véis, hoy también estoy negativo.

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