Mi segunda propuesta de hoy es un clásico de los 80, ni más ni menos que Henry, retrato de un asesino en serie. Basada en la figura real de Henry Lee Lucas, esta cinta es una de las pocas que me impresionaron lo suficiente como para decidir grabármela en VHS y que aún conservo en el fondo del altillo del armario con otras joyas como El exorcista, La matanza de Texas o Tommy. La historia que nos cuenta esta película cruda, violenta y desagradablemente seca es la de Henry, un psicópata de infancia traumática que es condenado por apuñalar a su madre a los catorce años y cuando sale de prisión se dedica a asesinar mujeres una y otra vez escogiendo sus víctimas al azar para evitar ser descubierto, lo que demuestra que psicópata no tiene por qué ser sinónimo de imbécil. Henry, que trabaja como exterminador de plagas, tiene un cómplice –Ottis Toole, al que conoció en prisión- que también es para dar de comer aparte, un asesino pirómano, incestuoso, homosexual -que se travestía y ofrecía sexo oral a adultos cuando era adolescente en su vida real- que comparte apartamento con su amigo Henry mientras trapichea con drogas antes de cruzar la línea y subir a un nivel superior de criminalidad. Un día su hermana Becky –recién separada de su marido- se muda a vivir con la pareja. A partir de entonces, la escalada de asesinatos llevados a cabo en solitario o en pareja por Henry y su colega psicópata se verá afectada por la atracción que surgirá entre la joven y el primero.
Protagonizada por Michael Rooker, un actor norteamericano al que recientemente hemos podido ver en The walking dead interpretando a -cómo no- un psicópata, que pese a haber participado en numerosos films a lo largo de su carrera quedó marcado para siempre por su papel de Henry, y dirigida por John McNaughton, Henry, retrato de un asesino en serie no es una cinta fácil de ver y digerir, comenzando por la música que acompaña a los títulos de crédito. Porque aquí no hay inverosímiles asesinos exóticos con máscaras de portero de hockey o guantes con cuchillas y víctimas jóvenes y lozanas, aquí la historia está rodada con una fotografía sucia y realista que –sumada a la inquietante naturalidad de Rooker- resulta mucho más aterradora que esas sagas de terror adolescente que al estreno de esta cinta ya habían calado en los espectadores. En ese sentido diferenciaría el terror palomitero del retrato de la maldad pura y dura sin atisbo de remordimiento y en particular destacaría la escena del ataque que la pareja de asesinos inmortaliza en vídeo, impactante. En definitiva piltrafillas, si no la habéis visto aún ya estáis perdiendo tiempo. Acojonante.
2 comentarios:
Pues sí, una peli que vi no hace mucho: de esas que apuntas y va pasando el tiempo sin que le hinques el diente. Me gustó, hasta el punto de no comprender cómo ha pasado tan desapercibida para el común de los mortales. No sé si acojonante, pero desde luego se deja ver y es aconsejable.
¿Que no acojona el Henry?, es el tipo más falto de remordimientos que he visto en una película.
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