sábado, 7 de abril de 2012

GOD


Bueno amiguitos, pues ya estamos en Semana Santa de pleno... y tengo unas ganas de que llegue el martes para ir a la oficina que no os podéis imaginar. El jueves santo por la tarde no fui a trabajar, por lo que desmonté el armario de la niña. Armado con destornilladores de estrella y planos de diversos tamaños despiecé, cual matarife de la madera, un peazomueble de abedul que amontoné para que un amigo recogiese al día siguiente, algo que dio como resultado que despertara mi lumbalgia y se agravase la tendinitis de mi hombro derecho. El viernes santo por la mañana –y rapidito, que vienen a llevárselo- tuve que hacer lo propio con un mueble cama con cajones integrados que tenía más tornillos que el Titanic y más madera que el Arca de Noé. Por la tarde tocó coger la rasqueta y arrancar pintura y papel estucado. A todo esto, mis dolores –estoy hecho una pena, el declararme rey de los piltrafillas no es gratuito- han aumentado y como no soy amante de meterme medicamentos en el cuerpo, me da por mitigarlos atiborrándome de cervezas y ron. Esta mañana –bendito sea el sábado santo- he ido al súpermercado para comprar el sustento familiar para estos días, y tras regresar tirando del carro me he puesto a atacar rasqueta en mano al papel que seguía enganchado –pues sí que lo encolamos bien la última vez, coño- a la pared. Después de comer me miraré alguna película mientras me tomo un copazo de Brugal añejo antes de poner masilla en los agujeros que le he hecho a la pared cuando me peleaba con los restos de papel y tocará empapelar de nuevo. Será el momento de utilizar el cutter, encolar y cabrearme al darme cuenta de que me está quedando de pena. Me temo que el domingo de resurrección seguiré metido en la habitación de la niña, con cola hasta las cejas intentando que las tiras de papel casen las unas con las otras y bebiendo cerveza para adormecer mis dolores. Suerte tendré de poder descansar el lunes de Pascua, deseando que llegue el martes mientras veo por televisión como se llenan las carreteras de todos esos españolitos que regresan al hogar y que –pese a la crisis- se han ido a gastar gasolina, pagar un apartamento y dejarse los cuartos en cañas y aperitivos, algo que el menda no ha podido hacer porque si estoy haciendo espacio en la habitación de la niña –que ya ha crecido y no es tan niña- es para meter un mueble de esos que une escritorio, cama, armario y cajones que voy a tardar años en pagar. Además, esta primavera tendré que realizar un viaje inesperado que ha trastocado del todo la economía familiar -y del que ya os daré cuenta- por lo que estos días en la ciudad no me podré dar ni un capricho yendo a comer a un resturante una buena paella. Esto es un Via Crucis, y no lo del Papa paseando por el Coliseo.

2 comentarios:

Lai dijo...

Nada de lo expuesto hubiera pasado si hubiese comprado en Muebles Navarro de Madrid Sr. Piltrafilla... diseñamos, amueblamos y si se requiere le hacemos hasta la permanente a esa calva incipiente que muestran los años...

King Piltrafilla dijo...

Perdone, pero de calva nada de nada. Frente ancha... y punto.