domingo, 6 de marzo de 2011

The tortured






Y después de la recomendable cinta poética y la friki propuesta bizarra del día, mi tercera reseña va a ser para The tortured, una película de horror –que no terror- extremo cuyo reclamo es que sus productores son los mismos que los de la saga Saw, todo un indicador de que –si os atrevéis a verla- no vais a realizar precisamente un viaje de placer a remansos bucólicos de la mente humana. La historia comienza con el secuestro de un niño –nos enteramos de ello en los títulos de crédito-, nos hace partícipes de la angustia de sus padres mientras se realiza la búsqueda de la criatura y se centra en la venganza que estos –tras una primera fase de mutua culpabilización- llevarán a cabo contra el psicópata que –nos enteramos rápidamente, de hecho la detención del criminal es bastante inmediata- ha matado al niño, un rubito y alegre crío de clase media –no haré valoraciones más profundas- después de someterle a las vejaciones más horrendas. Así pues, sin que en realidad se trate de un argumento demasiado original, las interpretaciones sean nada del otro mundo –aunque sean muy naturales y creíbles- y con un desarrollo demasiado forzado –el plan del matrimonio para secuestrar al convicto asesino se basa en una parada demasiado casual- creo que la película cumple su cometido y distrae durante poco más de una hora, que es de lo que se trata básicamente. Además, el final –con la edad debo estar perdiendo facultades- me ha sorprendido.




La película es tramposa en el sentido de que –como ocurría en Unthinkable, otra de las que os he hablado en este blog en el pasado- coloca al espectador en una situación en la que sin darse cuenta le convierte en un ser tan despreciable como aquel al que quiere criticar. Si en aquella ocasión la trama nos hacía justificar cualquier acto con tal de descubrir la localización de una bomba, esta vez disfrutamos y exigimos –los flashback continuos con imágenes de la feliz vida de Benjamin desde su nacimiento se ocupan tendenciosamente de ello- que se le hagan al psicópata las mayores perrerías, convirtiéndonos en seres en el fondo tan execrables como él ¿o no es así? Quiero decir, ¿es que quizás está justificado robar a un ladrón, matar a un asesino o torturar a un degenerado? Así pues The tortured se debate entre un ejercicio de conciencia introspectivo que invita a recapacitar sobre la violencia inherente al ser humano y un puro producto sangriento más para consumo comercial, siendo en resumen una película de torture light que en mi opinión está más dirigida a adultos –y padres diría yo- que a jóvenes ávidos de cine gore, más que nada porque por muy sensible y humano que se sea, sólo los que hemos sido padres podemos ponernos en la piel de los Landry y porque la verdad es que aunque la publicidad invite a creer lo contrario, la película no tiene nada de gore, al menos no hasta casi el final. Habrá quien critique a este tipo de propuestas y quiera ver en ellas una señal de la pérdida de valores de la sociedad actual, pero no hay más que recordar como hace siglos la ciudadanía disfrutaba viendo ajusticiar a los reos e iba a pasar las tardes a los cadalsos con bebida y comida. Y es que en el fondo –aunque nos pese y algunos luchemos por mantener esas pulsiones sepultadas en lo más profundo de nuestra voluntad- somos animales vengativos que gozamos con el olor y el color de la sangre. Recomendada.

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