La segunda recomendación de este fin de semana es Unthinkable, drama con apariencia de thriller que en realidad nos hace cuestionar nuestra pretendida humanidad. La cinta comieza mostrándonos a un ciudadano norteamericano bastante enfadado que graba un vídeo en el que queda claro su islamismo radical. Por otra parte conocemos a la agente Helen Brody del FBI, quien está al mando de un equipo antiterrorista que se dedica a investigar a cualquier persona sospechosa –por nimio que sea el detalle en de su vida que lo haga suponer- de tener relación o simpatizar con terroristas islámicos. A causa de un error, un expediente con origen en la CIA llega a manos de la mujer y esta envía a casa de un tal Henry Humphries –cuya mujer es una musulmana bosnia- a una pareja de agentes. Las alarmas no tardan en saltar ya que ese hombre no es precisamente un ciudadano normal. Por otra parte, en los noticiarios de todos los canales de televisión se comunica que la Policía ha emitido una orden de búsqueda del tipo que habíamos conocido al principio de la película. En ese momento se trastoca por completo la tranquilidad en la oficina antiterrorista del FBI de Los Angeles y Brody y su grupo se ven inmersos en una operación secreta bajo mando militar en la que –casualidades de la vida- está presente Humphries. ¿Quien es ese hombre al que protege la CIA y se permite tratar con desprecio a los militares?
Amiguitos, a estas alturas de la cinta ya sabemos que Steven Arthur Younger, antiguo soldado estadounidense que había servido en Irak y que afirma haber colocado 3 bombas nucleares en otras tantas ciudades del país, está en poder del ejército. Y mientras el FBI debe localizar los artefactos en menos de tres días, Humphries será el encargado de hacer hablar al prisionero cueste lo que cueste y utilizando las técnicas que sean necesarias, lo que incluye la tortura y el desprecio a todas las convenciones internacionales en lo que al trato a prisioneros se refiere. Unthinkable es una película en la que se nos hace reflexionar sobre si el fin justifica los medios –al menos en casos extremos- o sobre si es lícito torturar o asesinar a un ser humano para salvar las vidas de millones de inocentes. Sea ético o no –que cada uno de los que veáis la película reflexione- lo cierto es que las personas como Humphries son necesarias para ejecutar las órdenes de aquellos que no quieren ensuciarse las manos a la hora de llevar a cabo acciones que parecen inhumanas. Prueba de ello es la parte final de la película, cuando a pocas horas de que se cumpla el plazo, Humphries dice –sin mencionarlo- que lo único que le resta por hacer para que el prisionero hable es impensable. Y lo cierto que a todos se nos ha ocurrido lo mismo. A destacar el trabajo de Carrie-Anne Moss y sobre todo de un Samuel L. Jackson que da miedo en su papel de hombre sin moral que en el fondo es un prisionero de su propia conciencia y de aquellos que le utilizan.
Amiguitos, a estas alturas de la cinta ya sabemos que Steven Arthur Younger, antiguo soldado estadounidense que había servido en Irak y que afirma haber colocado 3 bombas nucleares en otras tantas ciudades del país, está en poder del ejército. Y mientras el FBI debe localizar los artefactos en menos de tres días, Humphries será el encargado de hacer hablar al prisionero cueste lo que cueste y utilizando las técnicas que sean necesarias, lo que incluye la tortura y el desprecio a todas las convenciones internacionales en lo que al trato a prisioneros se refiere. Unthinkable es una película en la que se nos hace reflexionar sobre si el fin justifica los medios –al menos en casos extremos- o sobre si es lícito torturar o asesinar a un ser humano para salvar las vidas de millones de inocentes. Sea ético o no –que cada uno de los que veáis la película reflexione- lo cierto es que las personas como Humphries son necesarias para ejecutar las órdenes de aquellos que no quieren ensuciarse las manos a la hora de llevar a cabo acciones que parecen inhumanas. Prueba de ello es la parte final de la película, cuando a pocas horas de que se cumpla el plazo, Humphries dice –sin mencionarlo- que lo único que le resta por hacer para que el prisionero hable es impensable. Y lo cierto que a todos se nos ha ocurrido lo mismo. A destacar el trabajo de Carrie-Anne Moss y sobre todo de un Samuel L. Jackson que da miedo en su papel de hombre sin moral que en el fondo es un prisionero de su propia conciencia y de aquellos que le utilizan.
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