domingo, 11 de julio de 2010

Fingerprints






La segunda y última película del fin de semana ha sido la palomitera Fingerprints. La historia que nos cuenta el argumento, de lo más simple, nos explica como Melanie –una joven que tras una sobredosis falleció y fue resucitada in extremis- regresa a su hogar en un pueblecito norteamericano típico llamado Emerald después de pasar un tiempo en un centro de rehabilitación para toxicómanos. Tras acudir a una fiesta de adolescentes y caer en la cuenta de que lo normal entre los chicos y chicas de su edad es beber en exceso y fumar porros, ella y su hermana Crystal conducen hasta un paso a nivel del ferrocarril en el que hace muchos años tuvo lugar un accidente, cuando la barrera no funcionó y un autobús escolar fue arrollado por el tren. Hay una leyenda que cuenta que si se detiene el coche en punto muerto en medio de la vía, los espíritus de los niños empujan el automóvil hasta ponerlo a salvo de la embestida del tren. Es en ese lugar en donde Melanie ve a una niña, una de las fallecidas en aquel fatal accidente. Lo raro es que los días posteriores Melanie continúa sufriendo extrañas visiones protagonizadas por los niños del autobús.




Es como si al haber formado parte del mundo de los muertos por un corto espacio de tiempo ahora pudiese tener contacto con las almas de los accidentados. Así, mientras la madre de Melanie cree que su hija ha caído de nuevo en las drogas, ella se dedica a intentar averiguar lo que pasó la noche en que perdieron la vida los chiquillos. En resumen, Fingerprints comienza como una típica película de serie B con adolescentes y espíritus, más que indicada para pasar el rato mientras nos tomamos un café y –en mi caso- dos copitas de ron después de comer. Sin embargo, hacia la mitad del metraje se convierte en una cinta gore con asesino trastornado incluído –de identidad muy previsible, eso sí- en la que se pone de manifiesto que lo que ocurrió en los años 50 no fue un accidente y que después de tanto tiempo las muertes relacionadas con aquel suceso no han acabado. Total piltrafillas, en mi opinión Fingerprints tiene cierta calidad –que ya es algo- pero no deja de ser un producto de consumo rápido para usar y tirar, una cinta distraída pero olvidable.

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