Noche de fuego, pólvora, cena en la calle con los vecinos, alcohol, coca –de la de piñones y fruta confitada-, música infecta, verbenera y deplorable... y más alcohol para soportarla. Me parece que me voy a dedicar a beber hasta desfallecer y luego me iré a casa a dormir la mona. Lo que es bailar chorradas me van a ver bien poco a mi en el barrio. Y todo esto después de un puto día laborable. Suerte que mañana es fiesta y –para algunos previsores como el menda- pasado también. Qué tiempos aquellos –hace veinte años-, cuando el cuerpo aguantaba lo que le echasen y te podías despertar en la playa con una resaca del quince rodeado de jubiladas que se daban crema solar para tomar los primeros baños de sol de la temporada mientras le echaban a uno miradas desaprovadoras.
miércoles, 23 de junio de 2010
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