Aftermath

Doy comienzo a las reseñas cinematográficas del fin de semana con un cortometraje. Es cierto que este es un género que no se prodiga mucho por este espacio –si obviamos el paso de Ícaro por el blog, un documental en el que realizador y protagonista son amiguetes-, pero no se puede negar que en ese mundo de cine en miniatura –por metraje no por calidad- hay obras muy dignas. Precisamente ayer me recomendaron la visión de El circo de las mariposas, una cinta de Joshua Weigel muy emocionante que no os debéis perder. Pero bueno piltrafillas, este es un blog de frikis así que no va a ser ese estupendo cortometraje el que os voy a comentar ahora, no. El que os quiero recomendar ahora es Aftermath, la historia de un forense al que diseccionar cuerpos le produce una satisfacción más íntima e intensa que la puramente profesional, ya me entendéis.

La cinta –otra inquietante y perturbadora obra del catalán Nacho Cerdá- nos muestra en poco más de media hora y con ausencia de diálogos las prácticas necrófilas de un profesional de la muerte, un médico forense depravado que no sólo se excita sexualmente con la visión de los cuerpos desnudos de los cadáveres que trocea sino que en el caso de las mujeres siente la necesidad de fornicar con sus inertes y ensangrentados despojos. Aftermath tiene buena fotografía, buen montaje, buen sonido y es descarnada y mucho más real que las glamourosas escenas a las que series como CSI nos tienen (mal)acostumbrados. Se trata de una cinta oscura y lenta -sin que eso sea una valoración negativa todo lo contrario ya que el argumento lo necesita para acentuar la angustia en el espectador- que nos hace sentir asco y rechazo mientras el protagonista de la historia se comporta como un degenerado con la más absoluta naturalidad. Es ese el punto más conseguido de un cortometraje que desde el punto de vista estético os recomiendo. Otra cosa es que el tema sea el agrado del estómago de la mayoría de vosotros.